Del insulo a la violencia contra los cubanos

Publicado el 27 diciembre 2025 por Norelys @norelysmorales
El artículo de Cubadebate “Del insulto a la violencia contra los cubanos en las plataformas sociales” (23/12/2025): analiza cómo ciertos discursos en redes sociales sobre Cuba han ido más allá de la simple polémica o crítica y se han convertido en algo más dañino, con tendencias a normalizar insultos, deshumanización y llamados que pueden derivar en violencia real contra ciudadanos cubanos. Se muestra cómo, en este “ecosistema digital”, expresiones virales pueden escalar gradualmente desde simples ofensas hasta mensajes que incitan al odio estructurado o a la violencia. El Observatorio de Medios de Cubadebate advierte que esa escalada es preocupante porque puede traducirse en impactos fuera del entorno virtual, especialmente cuando hay actores que operan desde fuera de la isla y coordinan mensajes agresivos o polarizantes en masa. 

Además, según otras fuentes citadas por el gobierno cubano, se ha señalado que plataformas sociales deben aplicar sus normas para proteger el debate civilizado y prevenir el discurso que deshumaniza o promueve daños físicos, ya que aunque la crítica es legítima, la incitación a la violencia no lo es. /Prensa Latina

.¿Por qué el discurso pasa del insulto a la violencia?

Este tipo de escalada no es casual; suele seguir patrones bastante conocidos:

  • Normalización del agravio

Cuando los insultos se repiten sin consecuencias, dejan de percibirse como algo grave. El lenguaje agresivo se vuelve “cotidiano” y se amplía el umbral de lo aceptable.

  • Deshumanización del otro

Muchos mensajes dejan de criticar ideas o políticas y pasan a reducir a las personas a estereotipos, burlas o etiquetas. Cuando alguien es presentado como “menos humano”, la violencia contra él parece más justificable.

  • Efecto de cámara de eco

Los algoritmos refuerzan contenidos que generan emociones intensas (rabia, miedo, desprecio). Así, quien consume discurso hostil termina rodeado de más hostilidad, lo que radicaliza posiciones.

  • Anonimato e impunidad percibida

La distancia física y el anonimato facilitan decir cosas que difícilmente se dirían cara a cara, incluyendo amenazas o llamados explícitos al daño.

  • Coordinación y amplificación

El artículo de Cubadebate subraya que no siempre se trata de opiniones aisladas: grupos organizados pueden amplificar mensajes violentos, haciendo que parezcan mayoritarios o “normales”.

¿Por qué esto puede salir del espacio virtual?

  • Las redes no son un mundo separado de la realidad.
  • Los mensajes violentos pueden inspirar acciones reales.
  • Pueden legitimar agresiones físicas, acoso o exclusión social.
  • Crean climas emocionales que afectan a comunidades enteras, incluso a quienes no participan activamente en redes.
  • En contextos de alta polarización política o migratoria, este efecto se intensifica.

¿Cómo enfrentan esto las plataformas sociales?

Las plataformas suelen apoyarse en tres herramientas principales, aunque con resultados desiguales:

Normas de la comunidad:

Prohíben discurso de odio, incitación a la violencia y acoso. El problema es que la aplicación suele ser tardía, inconsistente o selectiva.

Moderación algorítmica:

Detecta palabras clave y patrones, pero falla mucho con el contexto, la ironía o los códigos locales.

Moderación humana:

Más precisa, pero limitada por volumen, idioma y sesgos culturales.

El artículo sugiere que, en el caso cubano, muchos contenidos hostiles permanecen activos porque se presentan como “opinión política”, aunque usen un lenguaje claramente violento o deshumanizante.

La línea entre crítica y violencia

Un punto central del texto es que criticar a un gobierno, un sistema o una política es legítimo. Lo que se cuestiona es cuando:

  • Se insulta a personas por su origen o identidad.
  • Se justifica el sufrimiento colectivo.
  • Se promueven castigos, exclusiones o daños físicos.

Ahí ya no se trata de debate, sino de violencia simbólica que puede convertirse en violencia real.

El mensaje principal del artículo del Observatorio de medios, de Cubadebatees una advertencia:

Permitir que el insulto y la deshumanización se normalicen abre la puerta a formas más graves de agresión, y las plataformas, pero también los usuarios, tienen responsabilidad en frenarlo.

En resumen 

Hay algo profundamente inquietante en la facilidad con que el insulto se instala en las redes y empieza a pasar por opinión. Cuando el lenguaje pierde humanidad, no solo se empobrece el debate: se prepara el terreno para la violencia. Criticar es un derecho; deshumanizar, no.

Lo más peligroso no es la discrepancia, sino la normalización del desprecio, la burla constante, el deseo explícito de daño disfrazado de valentía digital. Las plataformas no son un limbo: lo que allí se dice moldea sensibilidades, legitima conductas y termina filtrándose en la vida real.

Defender el disenso no puede implicar renunciar a la ética. La palabra también es responsabilidad, y cuidar cómo nombramos al otro es, en el fondo, una forma de cuidar la convivencia.

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