Resulta que se cruzó en mi camino una nueva oportunidad, una oportunidad irrechazable, que me permitirá aprender muchas cosas nuevas. Por lo tanto, y con mucho pesar, dejé atrás mi El Salvador querido y lindo, dejé atrás a toda esa gente a la que he ido conociendo en este año que he pasado en la tierra de los volcanes, y a la que tanto quiero y aprecio. Y, de nuevo, como siempre aterricé en Madrid, el kilómetro 0 de mi vida, el punto de partida y también el punto de final. Me reencontré con la gente que aquí me espera y me preparé para irme a mi nuevo destino: Mozambique, África.
Sé que la experiencia va a ser inmensa, sé que voy a aprender mucho de aquellas gentes y sé que me voy a un mundo completamente diferente al que conozco y con unas diferencias abismales al mundo del que procedo. Esta vez me voy para un proyecto en concreto, de manos de Arquitectos sin Fronteras y la Fundación Global Nature. Iré como técnico de medio ambiente para aportar mi granito de arena al plan de urbanismo sostenible que ASF está llevando a cabo en la zona. Mi tarea consistirá, entre otras cosas, en crear viveros de manglar, y hacer reforestaciones piloto con éste. Igualmente tendré que hacer una serie de capacitaciones al personal de allí sobre el manejo de este tipo de ecosistema, sus beneficios, servicios y la importancia que tiene su conservación.
La región donde voy está situada al norte del país, en la provincia de Cabo Delgado, frontera con Tanzania. El distrito en concreto se llama Mecúfi, que es donde pasaré los días entre semana, sin acceso a internet, por lo que supongo que las actualizaciones las podré hacer únicamente en fin de semana desde Pemba, que es la ciudad más cercana, donde pasaremos nuestros momentos de relax en Sábados y Domingos.
Salgo el día 26 de Julio, y llegaré el 27, previa escala en El Cairo (Egipto), Dar Es Salaam (Tanzania) y Pemba.