Hace unos fines de semana fuimos al Parque Warner de Madrid. Al principio yo tenía mis reticencias. Las cosas claras, en verano, con tanto calor, y con tres niños (uno de ellos muy pequeño para el Parque Warner), no es la época ideal. A mí me hubiera gustado ir en primavera u otoño, cuando no hace calor excesivo pero tampoco frío. Sin embargo, allí que no fuimos. Suerte que coincidió con el fin de semana más fresco de todo lo que llevamos de verano. Tanto es así que sobre las ocho de la tarde, a la sombra y con el airecito que se levantó, tuvimos hasta frío.
Los niños estaban ya emocionados desde dos días antes. Habían visto el anuncio en la tele y estaban como locos por ver a Bugs Bunny, Silvestre, Piolín y compañía. Nada más entrar, una vez soportada la primera cola de tantas, ya te invade la magia del lugar. Y eso yo lo agradezco, que una cosa es no montarme en (casi) nada y otra no poder disfrutar de la visita. Me encanta sobre todo la parte dedicada a los más pequeños y la que recrea calles de Nueva York.
Para los días de más calor, os recomiendo llevar a los niños a la atracción del Oso Yogui. Vais a salir empapados de pies a cabeza. No exagero. Así que no os vendrá mal llevaros bañador, ropa de cambio y alguna toalla. La crema solar también se hace indispensable.
CONTRAS:
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Las colas. Hay colas para todo. Unas duran más que otras y, en algunas atracciones, te ponen el tiempo estimado que vas a tardar. Otra cosa es que se ajuste a la realidad.
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Salvo agua y comida para bebés, no está permitido entrar con comida. Los restaurantes ofrecen varios tipos de comida, pero son carillos.
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Para bebés hay muy poca cosa. Nosotros fuimos por los otros dos Trastos, porque el pobre del Peque acabó un poco harto.
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Nada más entrar en el Parque, ya estás viendo carteles que te dicen que puedes ir al día siguiente. Esto no siempre es posible o viene bien. Sin embargo, pagando unos 7 euros antes de irte a casa, puedes obtener una entrada para volver otro día no consecutivo. Esto ya no está tan a la vista. Nosotros nos dimos cuenta una vez en casa.
PROS:
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En todos los restaurantes hay microondas. Así se puede calentar el puré de los peques al gusto. Bueno… eso si conseguís entender al cacharro, que hay algunos que para calentar la comida sin que salga ardiendo hay que jugársela.
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En los baños hay cambiadores para los bebés. Esto siempre viene bien.
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Una cosa que nos gustó especialmente es que hay juegos, tipo tómbolas, en los que por 3 euros se obtiene premio seguro. A nosotros nos vino muy bien para que los Trastos se trajeran un recuerdo sin gastarnos una pasta. El tamaño del muñeco depende ya de la suerte.