… del peluche de algodón

Por Arusca @contrasypros

Peluche natural.

Mi hijo Mediano tiene piel atópica. Esto significa que toda la ropa ha de ser de algodón para evitar los dichosos granos. Pero no sólo la ropa, también están incluidos los juguetes. Con todos los peluches que tenía el Mayor, no le sirvió ni uno porque todos eran, en mayor o menor medida, de poliéster. Y, de la misma forma que encontrar prendas sólo de algodón es relativamente fácil, encontrar un muñeco de este material puede convertirse en una ardua cruzada.

Fue en su primer cumpleaños cuando se encontró, al fin, con dos peluches de algodón. Un perro azul y su osito polar, con el que aún hoy se va a la cama todas las noches. Al ser de algodón, ya no hay problema de que lo abrace y se lo arrime porque no provocará alergias en su piel. Encontrarlos fue toda una odisea porque cuando preguntabas por ellos te miraban con cara rara. Como si estuvieras pidiendo peras al olmo. Pero bueno, esto fue hace tres años y medio.

Según dicen los médicos, cada año se incrementa el número de niños atópicos, aunque siguen sin saber a qué es debido. Con el Peque, tengo la mosca tras la oreja. Ningún pediatra ni enfermera nos ha sabido decir a ciencia cierta si es o no atópico. Le salen algunos granitos de vez en cuando que se van como vienen, nada que ver con las ronchas que tuvo el Mediano. Puede ser, simplemente, dermatitis, muy común entre los bebés.

Pero, ante la duda, y teniendo ya un niño atópico en la familia, por el cumpleaños del Peque, también decidimos regalarle un muñeco de algodón al que pudiera aferrarse sin temor en sus ratos de juego o sueño. La tienda donde encontramos los de su hermano no nos valía, pues no queríamos que fueran dos muñecos iguales. Algunos pensaréis que podríamos haberlos comprado de otro color. Nosotros también barajamos esa idea… hasta que vimos que no había oferta de colores para esos muñecos.

Pregunté a amigos, a familia, lancé la pregunta en Twitter y Facebook e investigué por internet. Pero nada. Nadie sabía dónde vendían esos seres extraños que yo me empeñaba en llamar “peluches de algodón”. Y en internet, lo único que encontré fueron muñecos hechos a mano que se nos escapaban del presupuesto.

Al final, tras mucho buscar y estando ya a punto de tirar la toalla, dimos con éste simpático amiguito. ¿De algodón? Pues no lo sé. La ardilla venía en una súper caja en la que se podía leer, en letras bien grandotas, “100% natural”. Me acerqué, cogí la caja y empecé a buscar la composición del muñeco porque ¿qué significaba exactamente cien por cien natural? Tras cinco vuelta a la caja sin encontrar lo que buscaba, una dependienta tuvo a bien apiadarse de mí y vino a ayudarme. Miró la caja, miró la etiqueta del muñeco e incluso miró el papelito con las ¿instrucciones? que venía dentro. Y nada, a parte de que era muy natural todo, no encontramos los materiales concretos de los que estaba hecho el peluche.

Al final, lo compramos y se lo regalamos. Ahora le va un poco grande, pero mi niño crecerá y podrá manejarlo sin problema. Sin embargo, si un día le salen granitos, no me va a quedar más remedio que sospechar del muñeco.

CONTRAS:

  1. No entiendo cómo es tan difícil encontrar peluches de algodón. Sobre todo, teniendo en cuenta que el número de niños atópicos crece cada año.

  2. La desinformación que existe al respecto. Tener la piel atópica es una alergia equiparable a ser celíaco o no tolerar el huevo. Cuando digo “atópico” no estoy hablando en un idioma extranjero.

  3. La desidia de algunas tiendas. Entro y pregunto si tienen muñecos de algodón, se entiende que si los hay, al menos uno me voy a llevar, pagando, que no busco que me lo regales. Y la respuesta de la/el dependiente es: “ahí están los peluches, mírales la etiqueta”, señalando a un armario entero lleno de muñecos. Cariño, acabas de perder una clienta. Es más, acabas de perder bastantes porque entiendo que no soy la única madre que está buscando este producto. Vale que tiene una características especiales, pero si eres un poco avispado, puedes explotar ese mercado. Ley de la oferta y la demanda, ¿te suena?

  4. Igualmente, me parece fatal que no ponga exactamente de qué material está fabricado un producto. Por muy natural que sea, eso a mí no me vale. Quiero saber el material y la proporción que se usó para fabricarlo. ¿Qué pasa si mi hijo es alérgico al algodón? Sí, ya sé que suena muy raro, pero ¿alguien puede asegurarme al cien por cien que no hay nadie en todo el planeta que sea alérgico al algodón? Alergias más extrañas hay por ahí.

  5. Es un rollo tener que andando siempre la etiqueta. Primero de la ropa y después de los peluches.

PROS:

  1. Al final encontré el peluche. Espero que se rompa porque como tenga que salir a buscar otro me van a dar los siete males.

  2. Al igual que pasó con la tarta, mi Peque aún es pequeño para enterarse de qué va esto. También le pasó al Mediano. Pero, al igual que el Mediano se fue encariñando con su osito a medida que crecía, espero que el Peque se encariñe de su ardilla con el tiempo.

Cuando nace un niño, comprarle ropa de algodón parece lo más lógico. La composición de los muñecos es igual de importante. Creo que algunos fabricantes deberían tomar nota. Como ya he dicho, es un mercado aún por explotar.