Del poema de cada día. Hoy, Yo no recuerdo sino el sabor de la duda, de Julio Llamazares (1955)

Por Harendt

YO NO RECUERDO SINO EL SABOR DE LA DUDA

Yo no recuerdo sino el sabor de la duda como un alud de fresas

sobre las blandas escamas de mi boca.

He olvidado el lugar donde las nieves más azules consiguen resistirse

a su abandono.

He olvidado ya hace tiempo la dócil lentitud de los molinos.

Mucho antes de la hora de los vagabundos, y a través de arboledas heladas,

caminé largamente hacia la mansedumbre. Busqué los prados donde pastan

los bueyes más antiguos.

Rocas más amarillas que el silencio puse sobre mi incertidumbre.

Rocas más dilatadas que algodón.

Y no quedó otra cosa que la duda fluyendo dulcemente, como nata derretida.

Yo no sé si, después de la muerte, alguien vendrá a dormirme con leyendas

aprendidas en lugares lejanos.

Yo no sé si el aguacero de la nada apagará los hornos de la mendicidad.

Pero es seguro que palabras absolutas, más absolutas que vasijas de aceite

derramadas, me estarán esperando al otro lado del olvido.

Y entre esas voces acuñadas sobre moldes de arcilla y certidumbre,

mi voz sonará extraña como tomillo arraigado en las cuestas del amor.

Mi voz será como un paréntesis de duda.

Julio Llamazares (1955)

poeta español