Del porrón al botellón

Por Monpalentina @FFroi

Suelo preguntarme, como seguramente se preguntarán muchos de ustedes, ahora cada vez más a menudo, qué es lo que empuja a un cambio en las costumbres, tan profundo como el que se ha vivido en pueblos pequeños y apartados como los nuestros, reacios siempre a experimentar con los inventos nuevos, confiados en sus propios métodos a la hora de desempeñar sus tareas ganaderas o agrícolas.

Las huebras que convocaban a todo el pueblo para arreglar las calles, preparar las fiestas,... La siega, la trilla, la cabaña.... La matanza del cerdo, que ahora recuerdan algunos colectivos, y que era el alimento esencial e imprescindible en cualquier casa. A propósito de la matanza y antes de que se me olvide, hace unos días he subido a facebook una de las primeras fotos que se hicieron en Pernía y que aparecen en el libro que trata la vida de César González, "las primeras imágenes de Pernía, publicado en Julio de 2010 por la editorial "Aruz". José Luis Estalayo, que anduvo unos años por Perú para emigrar después a Mexico y fundar alli la Casa Hogar, "El Niño Feliz", recoge a propósito de todos estos recuerdos a los que ahora me abandono, un video espectacular que tiene como testigo al pueblo de Casavegas. Sin obviar que a mi me puede gustar la poesia más que a ustedes y puedo darle una entonación especial que sobresalga, no quisiera que se perdiera ningún palentino ese estupendo recorrido por la memoria que nos propone este perniano, oriundo de Tremaya, a cuya abuela Ninfa le cantábamos aquí mismo hace ya algunos años. Es la reflexión de nuestros emigrantes, de quienes han podido volver de visita alguna vez, de aquellos que han ido atesorando en viejas grabaciones los ritos que aquí vieron y vivieron. Y lo hacen desde la serenidad también, entendiendo que todo aquello se acabará perdiendo para siempre, reemplazado, allí donde queda gente todavía,  por historias nuevas;  por costumbres, a las que a veces no acabamos de adaptarnos y más que por costumbres, por simulacros de divertimento como el botellón donde parece que beber es la única función que toca. Imagen: José Luis Estalayo