Leí no hace mucho en algún sitio (disculpen mi pésima memoria) una lúcida chanza que rezaba “no crezcas nunca, es una trampa”. Y es que hacerse mayor, además de ser inexorable ley de vida, tiene grandes ventajas y enormes inconvenientes.
Inside Out, mucho más agudo el título en versión original, la última perla que Pixar trae a nuestras vidas, trata de cómo vamos pasando del estado mental de efervescencia y absoluta felicidad infantil a la madurez cerebral, con claroscuros, complejidades y recuerdos más o menos felices teñidos de tristeza. Porque estar vivo es la gran experiencia de nuestras vidas, valga la tontería, y el camino está plagado de inseguridades, angustias y recuerdos que hacen aflorar una sonrisa dolorida.
Virtuosa en lo técnico, es precisamente el segundo plano en el que se sitúa la manufactura visual, por buena que sea, lo que denota que la película va sobrada. Porque cuando un guión es poderoso, los envoltorios sólo pueden mejorarlo, pero nunca restar protagonismo.
Desde la infame Cars (con secuela más infame todavía) hasta la sublime saga de Toy Story pasando por grandes títulos como Up o Wall-E, la avispada obsesión de Pixar ha sido la de capturar el idílico término medio con historias que atraigan por igual a niños y adultos. La empresa podría decirse que es casi imposible, y lo normal es caer para un lado o el otro. Generalmente se parte de la base infantil, que a fin de cuentas es el público predominante en todos los aspectos, y desde ahí se van haciendo concesiones y guiños a los mayores que acompañan a los infantes. Estamos sin embargo ante todo lo contrario, y es por ello que esta película rompe con casi todo y el valiente estudio revoluciona (una vez más) la concepción de la animación. Se nos presenta una inteligente visión de la evolución humana diseñada para empatizar con los adultos, tierna, sensible y con un poso de tristeza que pondrá a más de uno un nudo en la garganta que los pequeñajos de ninguna manera podrán comprender hasta pasada una década: el mundo (del cine de animación) al revés, nunca mejor dicho… Para que estos últimos no sean meras excusas de nuestra visita al cine, hay concesiones al humor como la del personajillo imaginario con pinta de elefante rosa que aliviará de “momentos kleenex” y arrancará el aplauso de los más pequeños. Con semejante riqueza de matices y aristas, puede que esta vez sí se hayan pasado, y por lograr el corazón de los creciditos quizá hayan descuidado a sus más fieles seguidores hablando de unos “interiorismos” que escapan a sus ansias de pasar un rato divertido, pero sin duda alguna ha merecido la pena. Si son mayores de edad y no tienen hijos o sobrinos que les sirvan de coartada, superen los prejuicios y vayan a ver esta joya sin rubor alguno. No se arrepentirán.
Dirección: Pete Docter / Ronnie del Carmen. Duración: 94 min. País: Estados Unidos. Género: Animación, comedia. Guión: Michael Arndt (Historia de Pete Docter). Producción: Jonas Rivera. Música: Michael Giacchino. Distribuidora: The Walt Disney Company Spain. Estreno en España: 17 Julio 2015.