La vuelta a la excelencia de Pixar encuentra en Del revés (Inside/Out) de Pete Docter la sobresaliente película que todos siempre pedimos a la productora de John Lasseter. Ni mucho menos podemos calificar de mediocres la producciones anteriores a esta: Cars 2 cargaba el sambenito de ser una secuela que acogía abiertamente al público infantil en una más que divertida historia de espías; Brave (Indomable) no fue entendida como la reformulación del cuento de princesas disneyano con un fondo demasiado oscuro que coqueteaba con el terror; por último, Monsters Univertsiy jugaba en una liga parecida a la de Cars y dejaba a los adultos a un lado para dar cancha a los más pequeños de la sala. Así, sin ser una trilogía anodina, palidecía ante las tres películas anteriores: Wall-E, Up y Toy Story 3.
Del revés (Inside/Out) parte de un high-concept que muchos pudimos disfrutar en una semi-desconocida serie de los 90, La cabeza de Herman, donde veíamos la mente del protagonista con sus sentimientos antropomorfizados y como estos comandaban el día a día de Herman. En Del revés (Inside/Out) asistimos a una premisa similar pero enfocada en una niña de 11 años que debe lidiar con la traumática mudanza con sus padres de Minnessota a San Francisco. Riley siempre ha tenido a la alegría como sentimiento líder y el traslado provocará que otros sentimientos luchen por salir a la luz, con la tristeza como principal antagonista.
El principal logro de Pete Docter en Del revés (Inside/Out) consiste en reivindicar a todos esos sentimientos negativos, el miedo, la ira, el asco y, sobre todo, la tristeza, como factores necesarios en la formación de una personalidad: no es gratuita la presencia de Amy Poehler como la voz de Alegría, en cierto modo parece la extensión natural de su mítica Leslie Knope en Parks & Recreation, un personaje rebosante de absurdo y, en muchos momentos, irritante optimismo.
Planteada como un viaje iniciático en busca de un lugar en el mundo, Alegría y Tristeza tendrán que aprender a convivir mientras intentan volver al centro de operaciones. Su camino les llevará por los lugares donde se hacen los sueños (en forma de estudio de cine), las fuentes del pensamiento abstracto (una obra maestra en sí misma) o donde se depositan los pensamientos destinados al olvido. La construcción de un universo tan original como reconocible provoca un continuo proceso de identificación en el que nos preguntaremos como serían esos personajillos en nuestras propias cabezas.
Las lecturas posibles de Del revés (Inside/Out) van desde la más puramente freudiana a la de género, con la formación de la incipiente sexualidad y su entrada en la pubertad de Riley como tema de fondo. Todo esto planteado con el incansable ritmo de una película de aventuras y repleta de momentos que humedecerán los ojos a más de uno.
Finalmente, Del revés (Inside/Out) se revela como una película que narra el nacimiento de un nuevo sentimiento, la nostalgia, menos primario que los inicialmente presentados. Un sentimiento que nos recuerda que ya no somos esos niños de emociones individuales y que los personajillos de la cabeza siempre estarán luchando por imponerse. Mejor eso que no sentir nada. Y sí la apatía también tiene su momento en Del revés (Inside/Out).
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