En el mundo ilógico de las reflexiones de Emery, claramente picado con el fullero de Manolo Jiménez, el hipnótico merecimiento de ganar el partido cobra vida. Pero para que esto suceda el hipnotizador tiene que hacer un gran esfuerzo. En primer lugar, ha de convencernos de que Zokora hizo dos entradas de amarilla y se fue sin roja o de que hubo unas claras manos en el área del Sevilla, o bien que a Palop se le fue la pinza contra Villa.
En este último aspecto está la clave de mi reflexión. Desde los medios de comunicación hemos comido durante todo el fin de semana Taconazo de Guti. Una jugada, de gran mérito de un jugador más que irregular, pero que tiene la suerte de contar en la actualidad con una campaña de crédito deportivo y personal increíble. Pues bien, esta jugada ha hecho que pase por alto un Patadón de Andrés Palop a David Villa sin ningún sentido, que Pérez Lasa paso por alto, y que pudo determinar el devenir del partido. El portero de L’Alculdia, extramotivado cuando juega contra el Valencia CF, tuvo un momento de “ida de pinza”. Sacó la pata a pasear y golpeó al máximo goleador nacional de la Liga y una de las estrellas de la competición.
Esta jugada decisiva en el partido entre tercero y cuarto de la Liga, ha sido eclipsada por un recurso técnico. Un bonito, pero simple recurso técnico de Guti. Este detalle da a entender la simpleza de la prensa deportiva española, que se conforma con el blanco y el negro, es decir, con el Real Madrid – Barça y lo poco que pintan los demás equipos. Tan sencillo que si durante el transcurso de los hechos del fin de semana cambiamos a Guti y Benzema por Villa y Zigic, y a Villa y Palop por Valdes y Cristiano Ronaldo, se hubiera liado la marimorena. El guardameta del Barça sería un criminal y el portugués un pobre incomprendido.
Ayer Palop pierde los papeles, pero lo hace en la mejor semana posible para que no le pase nada. Aquí sólo vale el Villarato y el pataleo. La sensación pueblerina que daba el Valencia en Madrid cuando lloraba por los arbitrajes daba mala imagen, pero está claro que desde la Casa Blanca no sólo se ha copiado esta situación del pasado, sino que se ha elevado al nivel de galácticas las críticas que en palabras de Jaume Ortí sonaban como patochadas para algunos directores de diarios o redactores jefe.
Volviendo al partido, ¿vale la pena llorar como hace el Real Madrid?, ¿hay que ser igual de marrullero que el Sevilla de Manolo Jiménez para triunfar?, ¿las amapolas de Guti surgen resultado y tenemos que ir todos a recolectarlas?, ¿vive Emery en un mundo en el que es imposible ver la realidad?
Lo más honesto señor Palop es disculparse, como sincero tenía que ser decir que el Valencia jugó peor que el Sevilla (por su planteamiento de inicio en mi opinión) o como real debía de ser que Pérez Lasa, después de la presión de toda la semana no debió arbitrar ayer un partido tan importante (ni uno de menor nivel). Esto último se demostró con sus decisiones.