En un mundo cada vez más condicionado por la prisa, la rutina y los modelos de éxito preestablecidos, emergen historias que desafían los límites impuestos y demuestran que cumplir sueños no solo es posible, sino necesario. Bajo esta premisa, María Fernández Gómez —conocida como María Fernández Felizitóloga, por su enfoque integrador en bienestar emocional y su labor divulgativa— convirtió una aspiración vital en realidad.
Junto a su pareja, con la que comparte más de tres décadas de vida, y sus hijas gemelas de 17 años, emprendió una vuelta al mundo en familia durante siete meses, visitando 12 países. Una experiencia impulsada desde el crecimiento personal y forjada desde su labor como formadora en inteligencia emocional y lifecoaching desde Área Vitae.
Superar límites, transformar vidas
Esta travesía, iniciada en 2019, no fue únicamente un recorrido geográfico. Fue la culminación de un proceso personal de transformación profunda, resultado de años enfrentando retos internos y externos. Como ella misma transmite desde su trabajo profesional, antes de cruzar fronteras físicas, fue necesario atravesar umbrales emocionales, aceptar los miedos propios y redefinir la noción de éxito y felicidad.
Durante este recorrido vital, cada país fue testigo de un descubrimiento. Desde las selvas del sudeste asiático hasta las ciudades vibrantes de América, el aprendizaje fue colectivo y continuo: las diferencias culturales, las conversaciones con desconocidos, los imprevistos logísticos y las emociones acumuladas fueron esculpiendo una nueva perspectiva de vida.
Lejos de los estándares convencionales, esta familia demostró que es posible educar en libertad, reforzar vínculos en la convivencia intensa y vivir en coherencia con los valores esenciales. Esta decisión también implicó dejar atrás comodidades y afrontar desafíos como convivir 24/7 en movimiento, gestionar los cambios de ánimo propios de la adolescencia o resolver imprevistos en contextos lejanos y a menudo inciertos.
La experiencia como legado
La vuelta al mundo no fue solo una aventura; fue un proyecto con propósito. El objetivo no era únicamente explorar paisajes remotos, sino sembrar en sus hijas habilidades para la vida, ofrecerles vivencias que no caben en un aula y transmitirles, desde el ejemplo, que cualquier meta puede alcanzarse con determinación, esfuerzo y claridad interior.
Este viaje supuso también una reafirmación profesional. Desde su rol como experta universitaria en lifecoaching, María Fernández Gómez ha integrado este proceso vital en sus formaciones y sesiones, fusionando saberes académicos con vivencias reales. En Área Vitae, este enfoque se traduce en acompañamientos personalizados que favorecen la transformación emocional desde el autoconocimiento y el equilibrio personal.
Con este recorrido físico y simbólico, quedó demostrado que cumplir sueños no es cuestión de suerte, sino de visión, preparación y coraje. La historia de esta familia es un testimonio de que, incluso en la madurez y frente a múltiples obstáculos, vivir una vida plena, auténtica y significativa es un horizonte posible.