A mediados de febrero se confirmaba la noticia que motiva esta explicación: la OTAN enviaría buques de Guerra al mar Egeo para frenar el tráfico de refugiados. En estas líneas trato de explicar por qué y desde qué contexto hemos desembocado en esta situación.
Antes de nada y para entender cuán grave es el hecho, es necesario tener en cuenta que la OTAN es concebida en términos militares: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO por sus siglas en inglés) es un instrumento del que se dotaron los países occidentales para la defensa mutua, en el contexto del ejercicio de legítima defensa de la Carta de Naciones Unidas, frente a una hipotética escalada de violencia. Saber qué es la OTAN explica en gran medida el planteamiento de la UE, la cual antepone el supuesto derecho de un conjunto de países europeos a mantener su estatus y seguridad al derecho asilo reflejado en la legislación.
La contradicción es evidente; la vacuidad moral del trasfondo, alarmante; y la necesidad de denuncia de este hecho desde la sociedad civil y a través de los actores políticos, imprescindible. No podemos consentir esta apuesta por una política militar anti-refugiados y por ello es fundamental reflexionar sobre los hechos, preguntarse sobre posibles causas y tratar de explicarlo.
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Europa: cronología del paso de la bienvenida al rechazo
La oleada de solidaridad parecía no detenerse en las manifestaciones de bienvenida inicial. La Comisión Europea, por medio de su presidente Jean-Claude Junker, propuso a principios de septiembre la acogida de 160.000 refugiados. En España, varias ciudades hicieron un llamamiento a la solidaridad y se adhirierona la creciente red de ciudades-refugio. Poniendo un ejemplo local, en Valencia se anunció el flete de un barco para traer solicitantes de asilo al territorio español. Y de esta manera se construyó un horizonte ilusionante. Hubo incluso quien se preguntó si se trataba ésta de una oportunidad para dar el espaldarazo definitivo a un Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) en la Europa de los 28.
Sin embargo, el rechazo no se hizo esperar. Si en ocasiones los refugiados fueron recibidos como lo que son, héroes, y si otrora vimos respuestas favorables de Alemania hacia la acogida, hoy las respuestas son, en su mayoría, menos positivas. Hoy sólo se salvan unos pocos reductos de solidaridad civil e institucional. Tanto es así que pronto la ola de solidaridad se detuvo en seco y, tal y como hacen las olas, retrocedió. Europa defraudó, de nuevo, en la gestión de la crisis de refugiados. Finalmente, no se alcanzaron los ilusionantes acuerdos que tan sólo unos días atrás parecían posibles. De hecho, aquel heroico barco valenciano finalmente no zarpó a causa del bloqueo del Gobierno de Mariano Rajoy. El cambio no se dio por casualidad. Apunto aquí dos tipos de factores (o excusas) que explican dicho cambio. Unos son internos y otros externos, si bien no pretende ser ésta una relación exhaustiva de causas sino un pequeñodestacado.
Factores internos: auge del apoyo a la extrema derecha
No es casual que Alemania reculase. Y no lo es sólo por el contexto político alemán, sino también por el de varios países europeos. La propia Alemania veíaen noviembre cómo aumentaba el apoyo a los partidos antiinmigración. El mismo fenómeno se produjo en otros muchos países como Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Polonia, Italia, Holanda, Suecia o Suiza. Si la apertura a la inmigración se empezaba a ver como un factor de penalización electoral, parece ésta una buena explicación de por qué Merkel rectificó su decisión de abrir las fronteras.
Factores externos: Davos y el yihadismo
El Foro Económico Mundial de Davos señaló la crisis de refugiados como uno de los grandes riesgos económicos de Europa. Al informe lanzado por este foro le siguió el elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la misma línea, es decir, en la de intentar calcular el coste de la solidaridad. Si la ayuda al refugiado es concebida en términos de costes, ¿qué invita a ser solidarios? Este escenario delata la bancarrota moral de Europa.
Otro factor de importancia es el auge del miedo al terrorismo. Los atentados de París (dos en 2015) fueron un detonante innegable del vuelco: tras los atentados, las autoridades francesas abogaron clara y públicamente por limitar el acceso a los refugiados, si bien no señalaron tan claramente la “amenaza” como sí hizo Donald Trump, quien los culpabilizó haciendo gala de su característico discurso del odio.
Cronología del vuelco discursivo: de septiembre de 2015 a febrero de 2016
Pese a que una cronología más extensa del paso de la retórica del «Welcome Refugees» a la realpolitik del «Help me OTAN!» se puede encontrar en el blog deAl Revés y al Derecho de infoLibre, aquí resumo los hechos partiendo de la situación de acogida, así como el tránsito hacia la posición de combate de la inmigración.
Pese a la bienvenida inicial y a las medidas propuestas, el 21 de septiembre de 2015 la UE asumió que tendría que cambiar su plan de acogida de refugiados y, en el lapso de menos de un mes, transformó dichas propuestas en políticas encaminadas a financiar de la contención. La Unión ofreció tres mil millones de euros a Turquía a cambio de que continuara en su papel geopolítico de tapón de Europa frente a la sangría de dolor proveniente de Oriente Medio, lo cual es considerado insuficiente por este país. De hecho, recientemente Turquía amenazó con dejar pasar refugiados sirios si no recibía su dinero.
Ya he apuntado algunos factores más arriba. Sin embargo, el vuelco definitivo se produjo en Nochevieja en Colonia (Alemania). Desgraciadamente, en esta ciudad alemana se produjeron una serie de agresiones sexuales (en diversos grados) a un numeroso grupo de mujeres. Finalmente al parecer la noticia era, cuanto menos, poco ajustada a la realidad (finalmente 3 de los 58 agresores eran refugiados). Pero el daño ya estaba hecho; la culpa ya había sido estratégicamente repercutida en el de siempre: en el otro.
Sin pretender que este pantallazo tenga ningún viso de cientificidad, es bastante ilustrativo del poco impacto mediático que tuvo la última noticia (de un carácter mucho más positivo que las primeras informaciones). La noticia negativa tuvo una repercusión muy fuerte, mientras que la última pasó prácticamente desapercibida. Aun así, «Colonia» provocó un seísmo político en Alemania y, consecuentemente, en Europa. Lo sucedido en esta ciudad se convirtió en el móvil perfecto: se acabó el buen rollito, la solidaridad de postureo y el humanitarismo de palo de selfie que veníamos presenciando en el bochornoso espectáculo del reparto de refugiados.
30 refugees will start new life in Luxembourg under #EU #relocation scheme. @Avramopoulos #RefugeeCrisis pic.twitter.com/w4xw02uD5X
— Natasha Bertaud (@NatashaBertaud) 4 de noviembre de 2015
Tweet de Natasha Bertraud sobre las primeras acogidas oficiales de refugiados sirios. En la imagen el comisario europeo de inmigración Dimitri Avramopoulos.
Las respuestas de los Estados miembro de la UE han sido diversas pero el cambio ha sido evidente. Hoy, con la intervención de la OTAN nos encontramos a las puertas de la verdadera comisión de atrocidades (más allá de la omisión). Nos encontramos en una fase en la que Frontex ha sido reforzada como agente policial de protección de Europa para participar en una operación sustituta de la más acertada Mare Nostrum, y no como actor humanitario de protección de las personas en peligro. Una fase en la que países como Polonia y Hungría (ambos claramente escorados hacia la derecha xenófoba) han tomado como ejemplo a España haciendo prolijo uso del garrote para la contención de inmigrantes. Es más, sin ir más lejos, la propia Unión Europea ha hecho uso de lo que podríamos denominar la técnica del matón de frontera (acostumbrada a utilizarse en colaboración con el gobierno marroquí en las fronteras españolas,como ya explicó Cristina Casabón en este mismo medio hace casi dos años).
Actualmente nuestros gobiernos ya cometen atrocidades, pero van camino de dar un paso más en la línea que ya he criticado anteriormente en United Explanations desde las perspectivas moral, legal y estratégica: es decir, en la línea de plantear el problema no sólo como una contradicción teórica entre solidaridad y defensa, sino también en términos de praxis política y, concretamente, en términos puramente bélicos a través de la OTAN. Los estados occidentales ya violan, ya sea por acción u omisión, los derechos humanos de las personas residentes o provenientes de países ajenos a las democracias liberales. Sin embargo, por obvio que sea, no deja de ser el deber de todo defensor de los derechos humanos denunciarlo.