… del Zoo Aquarium de Madrid

Por Arusca @contrasypros

Me encanta el otoño para salir a los sitios. No hace ni mucho frío ni, en teoría, mucho calor. Porque vaya otoño más veraniego llevamos este año, ¿verdad? Así que aprovechando que el pasado fin de semana las temperaturas fueron agradables y no había amenaza de lluvia, decidimos irnos a pasar el día al Zoo Aquarium de Madrid. De nuevo, con suegros, cuñados y sobrinos.

Aunque fui de pequeña, ésta era la tercera vez que iba siendo madre. La primera vez estaba embarazada del Mayor, la segunda, el Mediano era apenas un bebé de unos seis meses y, claro está, no se acordaba. Así que esta vez fue más o menos la primera para él. Y, aunque también vino el Peque, me consta que volveremos dentro de unos años, cuando ya sea más consciente, para verlo todo como si fuera la primera vez.

En el Zoo se juntan dos elementos que nunca fallan: animales y niños. Estos animales, a diferencia de los de Faunia, se podría decir que son más salvajes. En Faunia hay cerdos, canguros, avestruces… mientras que en el Zoo hay leones, hipopótamos, jirafas… Algunos animales se repiten, como los pingüinos, pero por lo general, lo que hay en un sitio, no lo hay en otro.

Después de la experiencia en Faunia, donde se puede tocar al burro o la cabra, los niños (mis hijos y mis sobrinos) también quisieron tocar a los animales del Zoo, pero a estos no se puede. Sólo si entras en la parte de La Granja, donde hay cabras, puedes tocarlas. También se puede comprar comida para dársela de comer a las cabras. Pero, por lo general, no está permitido darles de comer a los animales. Y digo esto porque vi a gente lanzando cacahuetes a los animales justo al lado del cartel donde ponía bien clarito que no había que darles de comer.

Nosotros ya fuimos con las entradas compradas (por Internet salen más baratas que en la taquilla) y entramos sin aguardar cola. No nos preguntaron si llevábamos comida ni revisaron la mochila. Yo llevaba la comida del Peque y un par de batidos y barritas de cereales para la merienda de los mayores. Una vez dentro, llegada la hora de comer, hay dos opciones: al aire libre para la comida rápida y unos restaurantes donde se puede comer de menú o pedir a la carta. También disponen de menú infantil y microondas para calentar purés. Más menos, cuesta lo mismo si os excedéis pidiendo a la carta.

Ahora mismo en el Zoo, hay muchas crías de animales: el elefante asiático, el hipopótamo, el oso panda, los monos de culo rojo… todos ellos tienen crías. Además, nosotros vimos el espectáculo de los delfines, el de las aves exóticas y el de las rapaces.

CONTRAS:

  1. El aparcamiento. Es mejor ir a principio de la mañana para encontrar un buen sitio. Pero es una zona muy extensa y no es de extrañar que haya que darse un paseo para llegar del coche al Zoo.

  2. La salida. Está fatal hecha y se tarda un montón en salir de las proximidades del Zoo y llegar a carretera.

  3. La gente lista. Para ver al panda, hay una cola que nosotros esperamos pacientemente. Sin embargo, muchas personas optaban por entrar por la salida. Esto implica que se creen más listos que los demás, pero también que retrasan el avance de la cola. A nosotros no nos hizo la más mínima gracia.

PROS:

  1. A los niños les encanta ver a los animales. Los míos al menos se volvieron locos porque una cosa es ver un león o un rinoceronte en la tele o en una foto y otra muy distinta ver lo grande que es en persona. Vamos, me impresiona hasta a mí, imaginaos a ellos que son más pequeños.

  2. A los bebés de año y medio también les llama la atención. Posiblemente no sepan lo que están viendo, pero el Peque también alucinó por ejemplo, en el espectáculo de los delfines.

  3. El espectáculo de los delfines va por libre, pero los dos de las aves son uno a continuación del otro. Cada uno dura aproximadamente media hora.

  4. Los niños acaban reventados. El Mediano se durmió nada más arrancar el coche, ¡aún no habíamos salido del aparcamiento!

Si tenéis niños pequeños, os recomiendo ir a este tipo de sitios. Ven a los animales tal como son y les encanta. También ven a las crías con sus mamás y les emociona. Es cierto que no es un sitio para ir todos los fines de semana (a menos que disfrutéis del bono-parques), pero de vez en cuando está bien hacer un esfuerzo y llevarles a ver algo más de cerca la naturaleza.

¿Vosotros habéis ido a algún zoo? ¿Qué tal la experiencia? ¿Algún pro o contra que se me haya olvidado? Contádmelo todo en los comentarios.