Delírium trémens

Publicado el 05 octubre 2014 por Vanessa Vanessa Guízar Marín @PortalEspejo
No hagas más -ordena el cemento- quédate sentado, pero sentado es aquel que carece de pedúnculo, y pereza es de salud antónimo, así que él juega solitario con las cartas de su pasado, y bajo sus ojos se derrite el músculo. Todos lo conocen, pero su nombre en sus propios labios es: Anónimo.

La citosina arde si le agregas más nitrógeno, de adentro hacia afuera le inflama el fuego alucinógeno, ya apesta a muerte su estera, pues todo espectáculo llega al final, telón estupendo y fatal, soso y asombroso, pasmoso y ominoso. Su cerebro corrompido haría crecer verdura fresca, perfecta para su ragú de miseria: en su carne setecientas muescas, rellenas de espíritu en julianas. No hay luz a través de las persianas. No hay ventana ni puerta para el borracho anacoreta.


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