Hace un año y medio,
escribí un post sobre la generación ni-ni-ni, es decir, la de los jóvenes que ni
estudian, ni trabajan ni tienen la intención de hacerlo en el mediano plazo (me
adjudico el tercer ni).
El domingo 8 de
septiembre, el diario La Nación publicó un excelente artículo sobre este
segmento de la población.
Resulta que desde hace
unos meses, más precisamente, desde que se cumplieron 10 años de que Néstor
Kirchner asumió el poder, cada vez que su esposa toma un micrófono habla de la
década ganada e intenta borrar aquella transcurrida entre julio de 1989 y
diciembre de 1999, de la cual el matrimonio presidencial formó parte.
Pues bien, no hace
falta que lo diga, pero hoy más que nunca la Argentina ha descendido en los
parámetros internacionales que evalúan la calidad educativa de los jóvenes. Por
eso, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, minimiza las pruebas PISA pretendiendo
tapar el sol con la mano.
En cuanto a empleo,
minuto a minuto se destruyen cientos de puestos de trabajo, aunque el famoso
relato oficial busque narrar lo contrario.
El informe publicado
sobre los ni-ni indica que en la Argentina estos representan el 14 por
ciento de los jóvenes de entre 15 y 29 años, el doble de los europeos! Es
decir, no estamos mal sino peor de lo que pensamos. Y, nuevamente, el relato oficial
dice que el mundo se cae a pedazos.
Sin embargo, la jefa
del Estado no sólo insiste en atribuirse la década ganada sino también afirma
que estamos mejor que Australia y Canadá, países que lideran varios rankings
mundiales (calidad de vida, PISA, baja tasa de desempleo, entre otros).
Por último, vemos cómo
un empleado público le regala a su hija, una joven de 18 años, un automóvil
Audi 0 Km en el día de su cumpleaños aduciendo que a los hijos hay que darles
todo, mientras otros sólo acumulan descendientes con el único fin de cobrar más
planes sociales.
En fin. Así estamos y
así no hay sociedad que aguante.