Demetrio I de Córdoba, obispo y mártir neuronal

¡Feliz año nuevo! Que 2011 no sea peor que 2010.

Dicho esto, ¡a galopar, hasta enterrarlos en el mar!

Esa lumbrera del pensamiento (único), ese faro unineuronal, esa linterna de las conciencias, esa reserva espiritual del Occidente más cutre y decadente que es Demetrio Fernández, obispillo de Córdoba, ha hablado. Escuchemos sus palabras con místicos arrobos, con intelectual seriedad (perdón, pero no me puedo aguantar la risa), genuflexos y dispuestos a recibir la comunión de su santa doctrina. Demetrio habla, ¡sube el pan!

Pues el personajillo este ha asegurado, citando a un baranda suyo, el cardenal Antonelli –¡Carla, querida, qué primos tienes!-, que “la Unesco tiene programado para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual”.

Mira, Demetrio, que os tengo dicho que no todo el monte es orgasmo; que porque en tu iglesia seáis homosexuales algo más de la mitad no tiene por qué pasar así en la vida real, en la sociedad real. Ay, Señor, no puedo con vosotros.

Además, vosotros lleváis veintiún siglos programando que todos seamos unos sinvergüenzas, y aún no lo habéis conseguido. ¡Cómo va la Unesco a conseguir lo otro en sólo veinte añitos, que no es nada, hombre de Dios!

Ay, Deme querido, que no te tomas la medicación, que te lo tengo dicho.

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