Brujas, nazis, conservadores pornográficos, y aquellos que advierten sobre las amenazas de los homosexuales, los musulmanes y hasta de Darwin, forman parte del elenco de los aspirantes a representar al pueblo de esta democracia que se autoproclama como la más desarrollada del mundo.
A dos semanas de las elecciones legislativas y estatales de Estados Unidos, el panorama ofrece algunas indicaciones de que se está eligiendo a líderes... de un manicomio.
"No soy una bruja", fue el primer mensaje en los medios de la candidata republicana al Senado en Delaware, Christine O’Donnell, promovida por la corriente ultraconservadora Tea Party y cercana a la famosa ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin. Ha tenido que responder a comentarios de que en su pasado "jugó" con la brujería o que la masturbación es una violación de los Diez Mandamientos.
Hace unos años, O’Donnell explicó que "uno no puede masturbarse sin tener apetito carnal por alguien", y si está casado, masturbarse es por definición adulterio, lo cual es violación de los Diez Mandamientos. También opinó que la teoría de la evolución "es un mito", y hoy favorece que los distritos escolares locales decidan qué enseñar al optar entre las teorías de Charles Darwin o las bíblicas.
En una contienda que tiene perfil nacional, O’Donnell, en su debate televisado hace unos días, acusó a su contrincante demócrata Chris Coons de haber sido "enseñado por marxistas barbudos", en referencia a su ensayo Chris Coons: the Making of a Bearded Marxist. Coons respondió que eso había sido una broma y afirmó: "no soy ni he sido otra cosa que un capitalista bien rasurado".
Mientras tanto, la madrina política del Tea Party, corriente que ha cambiado la dinámica política de la derecha en este país, está en medio de armar un reality show para un canal de cable, donde el tema son las aventuras de su familia, algo que ella consideró "divertido" y mejor que estar en "una oficina política asfixiante".
Otro candidato ligado a Palin y al Tea Party es Carl Paladino, aspirante republicano a la gobernación de Nueva York, quien ganó millones en parte por negocios con el estado pero que ahora es campeón en la lucha contra el "desperdicio" en el gobierno estatal. El defensor de los "valores religiosos" ha gozado con difundir textos e imágenes explícitamente sexuales, y ha sido criticado por enriquecerse con rentas de sus propiedades a antros gay mientras ahora promueve una agenda política anti-gay. Recientemente afirmó que a los jóvenes "no se les debería lavar el cerebro para que piensen que la homosexualidad es una opción igualmente válida y exitosa".
Este tipo de debate de alto nivel que aborda los asuntos más importantes del momento y supuestamente ofrece visiones sobre el futuro del país más poderoso del mundo se repite en varias contiendas a lo largo del país. Por ejemplo, está el candidato republicano al Congreso, Rich Lott, a quien, se reveló, le gustaba vestirse de nazi como pasatiempo. O la competencia entre el ahora líder del Senado Harry Reid, de Nevada, y un aspirante que ha advertido que la ley islámica podría ser impuesta en una ciudad en Michigan y otra en Texas. Y quién puede olvidarse de Alvin Greene, candidato demócrata al Senado por Carolina del Sur, quien además de ser desempleado y algo desorientado, fue acusado legalmente de diseminar "obscenidad". Ahora su propio partido intenta distanciarse de él (incluso rehúsa poner su nombre o cualquier información sobre él en el sitio oficial del partido estatal).
No faltan quienes están bajo investigación por maniobras financieras ilegales, ni algunos que han distorsionado la verdad sobre sus hazañas heroicas como militares, ni los que están financiados por agrupaciones que canalizan fondos de donantes secretos, ni multimillonarios como David Koch, que a través de sus "fundaciones" apoyan a candidatos "populistas" de ultraderecha que se presentan como simples ciudadanos. Hay un candidato a la gobernación de Minnesota tan inteligente que difundió, como si fuera algo que lo distingue, el mandato judicial que le ordena dejar en paz a su esposa.
Varios expertos comentan que con nuevas tecnologías cibernéticas, sobre todo Internet, candidatos que antes no podrían haber tenido tanta presencia en el escenario político ahora lo logran y hasta pueden ganar, a veces contra los deseos de los líderes de sus propios partidos. Se dice que los "filtros" que antes defendían al sistema de este tipo de aspirantes ya no funcionan.
Otros críticos dicen que el desencanto con los demócratas, que han controlado ambas cámaras, la Casa Blanca y la mayoría de las gobernaciones durante los últimos dos años, también abrió el espacio para este tipo de contrincantes. "Los locos han logrado respetabilidad política mientras los cuerdos actúan como si fueran superiores. Los irracionales celebran mientras los racionales actúan como si estuvieran aburridos y más allá de todo esto", escribió la columnista Maureen Dowd, del New York Times.
Pero en un país donde los banqueros acusan a millones de clientes a quienes engañaron con hipotecas tramposas de causar la crisis económica y perder sus hogares; donde se acaba de anunciar que las bonificaciones para los financieros de Wall Street serán astronómicas (el Wall Street Journal reportó que las principales empresas financieras pagarán 144 mil millones –cifra récord– en pagos y bonos este año), mientras la tasa de desempleo permanece en alrededor de 9,5 por ciento, tal vez no es tan sorprendente que las expresiones "democráticas" tengan un tinte loco este año.
O tal vez lo que explica todo es el nuevo informe del Instituto Nacional de Salud Mental, el cual reportó esta semana que la mitad de los menores de edad de entre 13 y 19 años tienen un "desorden" de ánimo, comportamiento, ansiedad o abuso de sustancias. Pero, como pocos de éstos tienen derecho al voto, quizá la conclusión es que la "democracia" que están por heredar es como para provocarle un "desorden" mental a cualquiera.
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Tomado de La JornadaUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización