Corrala de Fernández de la Hoz. El mural pintado por José Luis Tirado en 1987 también se está destruyendo. (Foto: Enrique F. Rojo, 2015)
En el mes de junio de este año me referí a la corrala de Fernández de la Hoz 63 diciendo que tienía los días contados. Efectivamente, a primeros del mes de noviembre comenzó la demolición.
La corrala
Una construcción, con toda probabilidad de los años 20-30 del siglo pasado, por lo que su tipología resultaba algo anacrónica, dado que en esa época la casa de corredor ya estaba en desuso y era raro que se hicieran edificios de ese tipo. En cualquier caso, no dejaba de ser una solución arquitectónica válida que incluso hoy en día se usa, mutatis mutandis.
Este edificio se encontraba en el barrio de Chamberí, en un solar de 1.087 m² con una superficie edificable de 5.461,11 m². Una de sus fachadas daba a la plaza de San Juan de la Cruz , muy cerca del Paseo de la Castellana y enfrente de Nuevos Ministerios.
Demolición de la corrala
En efecto, la corrala tenía los días contados. Su imagen pronto será parte del pasado y el testimonio de su presencia lo aportarán las fotografías que se hayan tomado, que la inmortalizarán.
Actualmente apenas queda la fachada de Fernández de la Hoz, que será demolida en breve.
La imagen que incorporo a esta escueta entrada la tomé ayer antes de la medianoche, ya oscurecida la ciudad. A esa hora la estampa del edificio a medio derruir imponía.
Al tratarse de un solar cuyo uso es residencial, sin que sea necesario ningún tipo de modificación ni planeamiento alguno, su futuro era el inexorable anuncio de 2007: la demolición para construir pisos exclusivos en esta zona especialmente cotizada.
Otra demolición en la zona
Muy cerca, también en el distrito de Chamberí, está el Taller de Precisión de Artillería, vendido por el Ministerio de Defensa, para construir viviendas de lujo, operación tipo que ha sido habitual desde antes, mucho antes de la crisis y que sigue en vigor.
El futuro de este complejo de más de un siglo, bastante más interesante que la corrala, será sin embargo identico, ya que también se va a demoler, a pesar de las tímidas disensiones en el Ayuntamiento.
Se evidencia una vez más como la planificación urbana corre a cargo del capital y de los intereses privados de las constructoras en connivencia con los poderes públicos, la entente cordiale de la economía del ladrillo que sigue adelante, imparable.