“Fue sin querer” se excusa Rosina cuando el padre le cuenta que le dieron “cinco puntos” a su otra hija, es decir, a la hermana de la susodicha. “Ya sé” contesta el personaje a cargo de Fabián Arenillas.
Con este lacónico intercambio de palabras, la montevideana Lucía Garibaldi presenta a la protagonista de su ópera prima: una adolescente de 14 años que cautiva a la cámara desde el momento en que reconoce –o cree reconocer– una aleta sospechosa en la porción de océano Atlántico que frecuenta a diario. El supuesto avistaje y la conducta solitaria, errática, por momentos acechante de la chica confluyen en el título Los tiburones.
“Lo tuyo es mar afuera” diría Rubén Blades de esta criatura que también pega dentelladas a ciegas. Sin querer o por naturaleza, ensaya tarascones contra los sujetos que por algún motivo le parecen una presa. No es maldad, sino pura adolescencia.