Vetusta Blues. –“Dentro”Conocer, saber, descubrir, disfrutar. Todo ello se sumó en mi experiencia de hace unos días presentando mi libro “Justos por pecadores” en la Semana Negra de Gijón. Poder comprobar, desde dentro, el trabajo y la dimensión de este evento, me hace respetarlo aún más. La Semana Negra, de vocación multidisciplinar, es una de esas convocatorias que generan polémica y discusión. Encienden los ánimos de sus detractores, cuentan con la complicidad y la defensa de quienes somos partidarios de un concepto de la cultura alejado de élites.Ahí, en medio del olor a fritanga, se pueden encontrar joyas literarias a precios muy económicos. En la edición del año pasado, me hice con un montón de ejemplares de las legendarias colecciones de la Editorial Júcar a un estupendo precio, de Mark Behm a William Burroughs, pasando por Andreu Martín o Francisco González Ledesma. Este año, a pesar de que el “modo Mundial” me impidió pasar más tiempo, tuve oportunidad de compartir tertulia con escritores como Manuel Astur, Juan Soto Ivars o el gran Luis Artigue, que se acerca cada día desde León para no perderse nada de lo que ocurre en el certamen. En la carpa de Biblioasturias asisto al encuentro con sus lectores de otro ovetense de pro y colaborador de este periódico, Ignacio del Valle.Y llega el momento de presentar, con la presencia del grandísimo Jesús Palacios como maestro de ceremonias, y compruebo con enorme satisfacción que hay bastante público. La carpa se acaba llenando con gente algo despistada que se protege del chaparrón. También se guarece de la lluvia una mujer que vende globos de todos los colores y un par de niños que contemplan, atónitos, un escenario poco familiar para ellos. Siento, percibo, disfruto de la cultura abierta, lejos de naftalinas y torres de marfil. Habrá quien prefiera esas convocatorias de seriedades supuestamente sesudas, quizás porque ocultos en lo más recóndito de su torre de marfil se encuentren más a gusto. Por mi parte, siempre supone un placer contactar con el público, con tu público, allá donde me llamen. Me encanta ese poder de la Semana Negra de abrir puentes, de encontrarte el restaurante que te ofrece pulpo junto a la librería con novedades u ocasiones; de cruzarte con todo tipo de gentes, de poder abordar a cualquier escritor para comentar algo o, simplemente, saludarle; atravesar las barracas donde disfrutan padres e hijos o asistir a uno de los conciertos de la carpa de Cimata Live. Todo englobado en esta Semana Negra que tanto enciende los ánimos de los partidarios de lo carpetovetónico, nada más lejos de la cultura que está viva y bebe de su tiempo. ¡Ojalá Oviedo tuviera algo parecido! MANOLO D. ABAD Foto: ELOY BELTENÉPublicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 12 de julio de 2014