Añade que se acercó una compañera de su propio equipo e intentó sacarla de allí, con la ayuda de los entrenadores, por lo que la agresión terminó. Posteriormente, las jugadoras del Caranza se encerraron en su vestuario y el partido se suspendió. En su denuncia cita a la primera jugadora que le agredió, a la portera y añade que el resto de las agresoras eran las que se encontraban en ese momento en el campo, en total son ocho, ya que dice que de las del banquillo no participó ninguna.Tras abandonar el campo del Neda, la jugadora del Galicia de Caranza agredida, María de la Merced Cartelle se trasladó al Hospital General Juan Cardona, en Ferrol, en donde el juicio clínico fue policontusiones y se le da el alta con una medicación de Ibuprofeno 600 mgr. para evitar el dolor y le entregan una hoja de recomendaciones propia de los casos de traumatismos craneoencefálicos.El árbitro del partido, Francisco García, refleja en el acta la primera bofetada de una jugadora y varias patadas y puñetazos de la portera del Neda, pero no habla del resto del equipo.La otra cara de la monedaEn el Neda, el presidente del club, Amador Rodríguez, asegura que: «No pude ver nada de lo que pasó, estaba ayudando en la cantina». El delegado del equipo femenino, José Luis Rodríguez «Cocheli» indicó: «Cuando llegué al vestuario ya vi que las cosas estaban calientes, creo que ya se habían amenazado por Whatsapp debido al partido de la pasada temporada con el Caranza, ya que se habían lesionado tres jugadoras. En la primera parte ya hubo un rifi rafe pero quedó en nada, en los primeros minutos de la segunda parte ya se enzarzaron», comenta.Añade: «Pasó en este partido pero ya pudo pasar en muchos otros. Creo que en el fútbol femenino hay muchas chicas que no tienen educación deportiva, que no lo han vivido desde pequeñas ya que se metieron en el fútbol de mayores. Yo me canso de explicarles que cada golpe que reciben no es una agresión, que a veces se llega tarde y que el fútbol es un deporte de contacto pero se lo toman todo a la tremenda. Dan ganas de deshacer todo», dijo.Andrés Rodríguez, técnico de Neda, declaró en el portal Voltaaría que la jugadora del Caranza lo provocó todo y que en el acta no se refleja lo que sucedió ya que no hubo puñetazos: «Mis jugadoras no son unas santas pero que no les cuelguen el muerto siempre», dijo.
«En el suelo me dieron numerosos puñetazos y patadas, recibí por todos lados»Eran todas contra mí. Una compañera intentó ayudarme aunque no pudo hacer nada. Yo tengo 27 años pero soy la veterana del equipo, el resto son niñas de 12, 13 o 14 años y se quedaron paralizadas con el miedo, lloraban y temblaban».Explica que acabó medio mareada pero que nunca llegó a perder el conocimiento: «Me protegí bien la cabeza con los brazos, no me imagino que hubiese pasado si los golpes se los dan a una de las pequeñas».Ya en frío, cuando se fueron del campo, nadie le pidió perdón: «Al contrario -dice- todavía nos insultaban y amenazaban. Creo que las de Neda son chicas conflictivas, siempre están insultando y amenazando. Cuando nos fuimos también salimos con miedo, ya que había altercados entre los aficionados.DIARIO DE FERROL: El municipal de Neda se convirtió durante unos minutos en un ring de lucha libre más que un campo de fútbol. Fue durante el partido de la decimotercera jornada de la liga local femenina que enfrentó el pasado viernes a Rápido de Neda y Galicia de Caranza, encuentro que registraba un marcador de 2-0 a favor de las locales, pero que finalizó antes de tiempo tras una pelea que excedió del todo lo admisible y que acabó con Merchi Cartelle, de la escuadra ferrolana, como principal víctima despué de ser objeto de un auténtico linchamiento.
Corría el minuto siete de la segunda parte cuando el Galicia de Caranza disponía de un saque de banda. Sin embargo, enseguida la atención de todos los allí presentes se trasladó unos metros, al borde del área del Rápido de Neda. Allí, Tamara Yáñez, jugadora de la escuadra local, y Merchi Cartelle, de la visitante, emprendieron una pelea que inicialmente consistió en un par de bofetones. “Hubo provocación previa”, dicen de un bando. “Fue en defensa de un golpe anterior”, aseguran desde el otro.
Ahí, varias jugadoras de ambos equipos intentaron separarlas. Pero la cosa, lejos de calmarse, se complicó cuando la portera del cuadro nedense propinó una patada a su rival que le hizo caer para, una vez en el suelo, dar comienzo a un rosario de golpes y puntapiés que hizo que el colegiado López Gómez decretase el final de la contienda tras la retirada de la escuadra ferrolana.PRUEBAS
La jugadora del Galicia de Caranza, que a sus 27 años de edad es la mayor de una escuadra formada mayoritariamente por menores de edad, recuerda esos instantes como “los más largos de mi vida”, en los que cada vez que intentaba levantarse recibía otro golpe que la volvía a hacer caer. Así hasta que el entrenador del Galicia de Caranza, Juan José Íniguez, fue capaz de levantarla y llevarla a un vestuario al que ya habían accedido, aterrorizadas, sus compañeras de escuadra.
Ya fuera del campo, la agredida se trasladó al Hospital General Juan Cardona, donde le realizaron una radiografía con la que descartar una fractura en la mandíbula –una de las zonas de las que más se quejaba– y examinar los golpes y magulladuras que “lucía” para, a continuación, dirigirse a las dependencias de la Guardia Civil de Fene, en donde cursó una denuncia por los golpes recibidos durante el linchamiento del que fue objeto dentro de un partido de fútbol.
Con la perspectiva que da el tiempo, las dos partes recuerdan lo desafortunado de un incidente que esperan que no se vuelva a producir en el futuro. Es lo que desea, por ejemplo, José Luis Rodríguez López, Cocheli, directivo del Rápido de Neda y que en este partido ejercía de delegado. De todas maneras, a su juicio lo que pasó esta vez “era algo que se veía venir”. Tanto lo de este encuentro –“el partido venía caliente de la primera parte”, asegura acerca del enfrentamiento entre dos escuadras que ya habían tenido sus manos y sus menos la pasada temporada– como el ambiente que se respira en una competición en la que percibe que falta “cultura deportiva”, ya que las jugadoras no acaban de comprender que una patada puede ser solo un lance del juego y no algo que excede de eso.
Es algo en lo que coincide el entrenador de la escuadra ferrolana que, de todas maneras, espera que este incidente se quede en un hecho aislado. “Confío en que solo haya sido un mal día”, explica. Ahora, las sanciones serán las que determinen el alcance que llega a tener este caso.Futbol Base y mas