Cuarto trabajo de estudio de Jairo Zavala como Depedro, su proyecto personal e intransferible. Su alineación como miembro estable de Calexico, la banda de Arizona, hace que grabe en sus ratos libres que le deja el grupo americano. Precisamente este nuevo álbum, que lleva por título El Pasajero, ha sido grabado en los estudios Wavelab, de Tucson (Arizona) en 15 días de finales del año pasado y producido por Graig Schumacher.Es evidente, que el estar en un grupo de la dimensión de Calexico, influye a la hora de componer y de los estilos que impregnan el trabajo. Grabado en analógico para pillar la esencia del momento, incluye adornos de vientos, cuartetos de cuerdas, incluso la sinfónica de la ciudad que se adaptaron sin problemas. Aquí hay música fronteriza, folk-rock, aires countries, incluso fusión latina.El resultado es un disco excelente, que no destaca aparentemente, pero en el cual hay multitud de sonoridades, sencillo y austero pero cargado de mundos, y con su propio lenguaje literario y sonoro, algo bastante diferente a lo que se hace en estos tiempos, y desde luego con una personalidad muy definida. Si se conocen sus tres primeros trabajos, este nuevo no debe sorprender, sigue la misma gran línea, aunque en este caso es el que más se me parece al primero.
Empieza el disco con Panamericana, con ese aire folk tan atrayente y el tono fronterizo que los vientos otorgan al tema, además de la siempre fantástica voz de Jairo. ¿Hay algo ahí? fue el primer adelanto que puse aquí, base acústica, más ritmos y percusiones que mezclan estilos variados, desde la mirada al sur, a la música africana incluso a la latinoamericana, y además en este caso el estribillo es de lo más adictivo. La casa de sal con un inicio muy clásico de cuarteto de cuerda, casi de música clásica victoriana, es el preludio a un tema lento, de preciosa cadencia y letra también bonita. DF es la primera colaboración del álbum, nada más y nada menos que Enrique Bunbury, donde cantan ambas a la capital de México, como una gran y mastodóntica ciudad, pero con mucho encanto, con ese toque de ranchera en la música. Déjalo ir tiene una letra de esas que te dejan helado, con un aire melancólico y oscuro de una profundidad palpitante, que se torna alegre en el estribillo.
Antes de que anochezca quizás sea la canción con más amalgama de estilos musicales, donde a un ritmo de fusión latina, se le añaden percusiones de ritmos africanos y en la letra hay una historia interesante. Acuérdate con coros femeninos (Gaby Moreno, la guatemalteca) y ese aire a tema vintage de los 50, es un delicioso medio tiempo, donde las voces son los mayores protagonistas, parece doo woop incluso, con adornos de vientos solo. Solo el sonido empieza con batería, y en clara clave de folk-rock, desarrolla la canción más tirada hacia el pop, buen medio tiempo, canción muy diferente al resto del álbum. En Gigantes viene la otra colaboración, Naim Amor, el músico francés trasladado a Tucson, que aquí canta su parte en francés, con una base de ritmo funky. Ser valiente es mi favorita del disco, con aire clásico al inicio, pero con una letra brutal y de las que te hacen pensar. Miedo cierra el disco, tema crepuscular, de tono acústico y donde Jairo con su voz es el auténtico protagonista.