Fotografías Antonio Andrés
Uno de los grandes nombres actuales de la música popular venía a Sevilla el pasado fin de semana a presentarse con su gira Todo va a salir bien. Sin haber aún oscurecido del todo el día, Depedro prendió la llama de la noche sevillana con los incendiarios acordes menores de su último estreno, Nocheoscura. Rock en la pradera cartuja del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en una nueva cita musical de Sevilla Alive. Los problemas de sonido ensombrecieron el primer fogonazo que supusieron también la funky Hombre bueno y Nubes de papel. Una vez solucionados, la noche se tornó unánimemente sobresaliente.
Porque pasan los discos y las canciones y sigue sorprendiendo la variedad y la calidad del repertorio de Jairo Zavala. Además, es un cantante virtuoso y un verdadero guitarrista high class, de las mejores manos derecha de las guitarras de este país. Lo avalan sus habituales canciones con ritmos añejos del folklore sudamericano. El picante de DF, el fulgor cumbiero de Flores y tamales, los aires transfronterizos de Panamericana o el son sabroso de la Llorona que supuso el final del concierto a falta de los posteriores bises que estaban por llegar.
Ritmos que no son incompatibles con la sensibilidad del rock reposado de canciones como Déjalo ir, las románticas Tu mediodía o el bolero rock de Te sigo soñando, la delicadeza de Diciembre o el blues pegajoso de la danza de desposeídos de Antes de que anochezca, por el que además se cuelan también pulsos africanos y que fue, musicalmente hablando, uno de los puntos álgidos del concierto, con un solo de guitarra de categoría. Porque si algo define la música de Depedro es su mestizaje. El sello que la hace inconfundible es que cada canción tiene un pie en cada frontera y es el músico quien es pasajero por todas ellas. Y no al revés. Ese es el camino del pasajero Depedro.
Un camino que está ya sembrado de muchas buenas canciones. Si uno mira el repertorio del concierto de Sevilla parece un verdadero greatest hits más dos o tres rarezas. Lo que significa que el proyecto de Depedro cuenta ya con un repertorio de un nivel difícilmente abatible. Entre las rarezas, por un lado, la nada rara puesta de largo en vivo de Nocheoscura (compartida en el estudio con Leiva), Máquina de Piedad o el estreno absoluto de un brazilero tema inédito que aquí bautizaremos como Rendido a tus pies. Tres de las canciones que aparecerán en el próximo disco de Depedro, Máquina de piedad. Y, por otro lado, una versión apoteósica y eléctrica de la Fiesta de Joan Manuel Serrat.
Depedro además tiene sus espaldas bien resguardadas por una muy buena banda. Un gran quinteto, incluyendo al propio Jairo en guitarra, con guitarra eléctrica, bajo, batería y teclados/acordeón/trompeta según la vestimenta de cada canción. Mención especial para el criollo de la Córdoba transatlántica, Martín Bruhn. Martín es un batería total: versátil, contundente y con detalles en cada compás. Un baterista pata negra. Habitual en grabaciones o en giras al costado de Andrés Calamaro, Natalia Lafourcade, Jorge Drexler o Lila Downs, entre muchos otros. Qué sonido bueno le saca a cada golpe. El do de pecho sin do posible. Merece la pena aislarse de la canción en su conjunto por momentos y fijarse en el groove que genera su pulso junto al caminar del también excelso Héctor Rojo en bajo. Cantar con una batería se antoja más complicado que hacerlo con otros instrumentos. No me refiero a cantar a la vez que se ejecuta la música con el instrumento, sino a hacer que el instrumento cante. Y los músicos que logran tener una voz como Martín, la propia voz, son pocos.
Terminó el concierto con Como el viento y el batuqueiro funky frenesí de Comanche como bises en esta noche festiva que acabó convertida también, por capricho del calendario, en el brindis de cumpleaños de su protagonista. Por un concierto, un futuro disco y un año más de Depedro.
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