“Participantes de la final de 100 metros lisos en Londres 2012 al inicio de la prueba“
Para quien todavía no lo sepa (fanáticos del futbol, pensad que existen otros deportes), se ha celebrado el campeonato del mundo de Atletismo de Pekín 2015.
Hace poco tuvo lugar la final más esperada: Los 100 metros lisos masculinos y femeninos, con los hombres y mujeres más rápidos del planeta. Hombres y mujeres que superan los límites físicos y humanos para conseguir marcas inalcanzables para el común de los mortales. Auténticos portentos físicos que vienen a dar espectáculo.
Espectáculo si, ¿Pero a qué coste?
La sombra del dopaje es alargada
Haciendo un repaso al palmarés de algunos de los nombres propios que salieron a escena en la final masculina (la más mediática), puede resultar “chocante” como muchos de ellos han sido sancionados en casos de dopaje en algún momento de sus laureadas carreras.
Analizando caso por caso, 4 de los 9 participantes en la final de 100 metros lisos masculinos (Pekín 2015), han estado “envueltos” en casos claros de uso de sustancias prohibidas.
- Asafa Powell (Jamaica – 33 años): En julio de 2013, Powell es acusado de dopaje al dar positivo en la prueba “anti-doping” tras una carrera. Recibió una “pena” de 18 meses de suspensión por el comité de disciplina de la Agencia Antidopaje de su país. Sus palabras fueron: “Esta decisión no es sólo improcedente, es evidentemente injusta.”
- Tyson Gay (USA – 33 años): El 14 de julio de 2013, Gay reconoció que había dado positivo por una sustancia prohibida que no quiso revelar. Fue suspendido a un año de inhabilitación por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA), gracias a que colaboró “altruistamente” en su propio caso. Como nota decir que había participado activamente en varias campañas antidopaje antes de ser “pillado” in fraganti o “in análisis”, si se me permite la broma.
Sus palabras en rueda de prensa, fueron: “no tengo nada que decir para hacer que esto parezca un error. Solo puedo afirmar que deposité mi confianza en alguien que me ha decepcionado”.
Aventurándome mucho, creo que su comentario se puede traducir como: Mi médico de confianza me aseguró que con el uso de “enmascaradores”, no tendría problemas en pasar las pruebas antidoping.
Opinión personal donde las haya, pero ahí lo dejo.
- Michael Rodgers (USA – 30 años): En Agosto de 2012 Rodgers fue sancionado por la implacable USADA a 9 meses de sanción después de haber dado positivo en un control de dopaje en una competencia atlética el año anterior. Rodgers primero dijo que “una mezcla de vodka con una bebida energética que tomó en un club dos días antes de una competición (¡¿Redbull te da alas?!), fue lo que causó el positivo de la prueba”. Más tarde cambió su historia y admitió haber tomado sustancias ilegales.
De sabios es rectificar a tiempo Rodgers 😉
- Justin Gatlin (USA – 33 años): El caso más sonado. Este deportista “vetereno” de la carrera reina de 100 metros, se postulaba este año como sucesor de Bolt por sus grandes marcas, yendo primero en el ranking antes del mundial de Pekín, y confirmando su buen estado de forma durante las eliminatorias en el mismo mundial.
Al margen de su buen año y de sus buenas marcas en este 2015, ha sido sancionado dos veces a lo largo de su carrera deportiva, aunque en fechas muy distantes entre sí.
En 2001 fue sancionado dos años tras dar positivo por anfetaminas durante el Campeonato Júnior de EE. UU. Gatlin apeló con el argumento de que el positivo se debió a los medicamentos que había estado tomando desde su infancia, cuando le fue diagnosticado trastorno por déficit de atención. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) le redujo su sanción a un año atendiendo a su petición.
En 2006, ya como deportista profesional, Justin Gatlin fue sancionado a ocho años de inhabilitación por parte de la USADA después de dar positivo por testosterona. Aunque esta segunda sanción implicaba un castigo de por vida, Gatlin solventó el “escollo” comprometiéndose a colaborar con la justicia proporcionando información que pudiera ayudar en la lucha contra el dopaje. A cambio de la promesa de cooperar y en reconocimiento a las “excepcionales” circunstancias de la primera vez, la USADA acordó que el periodo máximo de suspensión sería de ocho años, aunque finalmente el Tribunal de Arbitraje de Estados Unidos le redujo la condena a cuatro años.
Gatlín debió de respirar aliviado 😉
Del resto de participantes en la gran final, no se han conocido otros casos de uso de sustancias ilegales, aunque la sombra del dopaje es alargada y los rumores se ciernen sobre el “el león jamaicano” Usain Bolt (29 años) que con 9 medallas de oro en su palmarés tras vencer en la prueba reina de los 100 metros lisos el pasado domingo (adelantándose a un decepcionante Gatlin), ya supera a la leyenda del atletismo Carl Lewis (USA). Aún así Bolt sigue limpio como las sábanas recién lavadas con Ariel, y muchos lo ven como el “salvador” de la velocidad, sin mancha curricular, con una mejor marca personal de 9.58, hombre espectáculo donde los haya, como rezan los cánones de los velocistas de élite modernos. En una entrevista al prestigioso diario deportivo Marca, Bolt confirmó con sus contundentes palabras su apuesta por el juego limpio: “Pueden congelar mi sangre 50 años, no habría ningún problema”.
Esperemos no quedarnos “congelados” nosotros si en algún momento da positivo :-).
Foto de Usain Bolt (Jamaica – 29 años), típica celebración imitando a un rayo
Los “cachorros” de la velocidad Andre De Grasse (Canadá – 21 años) y Trayvon Bromell (USA – 21 años) que se perfilan en este mundial como sucesores de los “abuelitos” Bolt y Gatlin tras lograr un tercer puesto más que merecido en la final, están limpios por el momento, como limpias se encuentran sus caras de pelo. Por si existen suspicacias, sus cuerpos “normalitos” de deportistas que entrenan muy duro, sin más, hablan por sí solos. Su tercer puesto parece una muestra de talento y juventud, aunado a una tremenda disciplina de férreos entrenamientos.
Puesto que hay que dejar claro, que el dopaje no niega el trabajo duro y “espartano” que existe detrás de cualquier prueba de alto nivel. Eso es innegable y está fuera de cualquier debate.
Sobre “doping”, deporte de élite y grandes dosis de hipocresía
Bueno, ¿Y todo esto para decir el qué? os preguntaréis.
El ejemplo de la final de 100 metros lisos masculinos no es una excepción, al contrario de lo que muchos pudieran pensar, es simplemente una crónica de dopaje anunciada. Esta tónica se repite en otras disciplinas deportivas de gran exigencia.
Sin embargo, a sabiendas de que es algo habitual, quiero decir, con contundencia, que estoy en contra del uso de sustancias dopantes.
No las justifico en ninguna disciplina deportiva, por el daño que pueden ocasionar a la salud del deportista, aunque es cierto que echo de menos estudios serios que analicen los efectos “secundarios” a largo plazo del uso de sustancias ilegales. Esto es importante puesto que permitiría mostrar de forma objetiva lo que el mismo sentido común ya nos está diciendo a gritos (pese a quien le pese y se dope quien se dope).
Dicho esto, empecemos a romper con la hipocresía que envuelve el deporte de élite.
Si atendemos a las estadísticas del ejemplo de la final de 100 metros (4 de los 9 finalistas estuvieron envueltos en casos claros de dopaje en algún momento de sus carreras), está claro que el deporte de alta competición, en según qué disciplinas de gran exigencia física, requiere del uso de sustancias dopantes para mantener un determinado nivel. Los años pasan factura al deportista, y la industria deportiva se nutre de espectáculo. La ecuación tiene que resolverse de alguna manera.
Citando el archiconocido documental Bigger Stronger Faster los deportistas y sus preparadores, dan lo que la misma industria pide, y se rodean de “profesionales” y médicos que les permitan “enmascarar” el uso de sustancias ilegales para poder superar las exigencias físicas impuestas por el deporte elegido y sus propias limitaciones. La efectividad no es del 100%, más aún si se superan determinados límites, y es ahí cuando vienen los problemas y las sanciones. Gran hermano te vigila, amigo. No superes la dosis.
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