Prácticamente, todas estas preguntas tienen tantas respuestas como ahorradores hay. Me explico, antes de invertir nuestros ahorros hay que saber para que los queremos y cuando los vamos a necesitar, una vez que tenemos esto claro, podemos empezar a seleccionar productos para invertir.
Desde el famoso año 2008 existe una tendencia del inversor a refugiarse en depósitos de entidades financieras en contra de otros productos, como pueden ser los fondos de inversión. Es importante recordar que fondos de inversión hay de todos los colores: de renta variable, mixtos, renta fija, los que invierten en depósitos, etc.
La mayor parte de las personas que ahorran a través de depósitos son, en realidad, ahorradores a medio o largo plazo por lo que están cometiendo un error a la hora de invertir. La inflación hace que en el largo plazo nuestro dinero prácticamente no se revalorice. Es lo que se conoce como pan para hoy (un 3% ó 4% anual), hambre para mañana (con una inflación media del 3% o más, la rentabilidad real es casi negativa).
Uno de los mayores errores que existen entre los inversores consiste en pensar que en los momentos en los que hay que retirarse del mercado la mejor opción es colocar el dinero en depósitos. Esta opinión no sólo es equivocada sino que puede ser incluso contraproducente.
Vamos a analizar tres parámetros que nos sirven para comparar productos financieros: la fiscalidad, la disponibilidad del dinero (liquidez) y la rentabilidad
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