Uno de los títulos más míticos de los años ochenta, que dio origen a una saga - con secuelas bastante pobres, creo - que llega hasta nuestros días. Depredador es algo más que el típico vehículo para el lucimiento de los músculos de Schwarzenegger, es una película bien rodada y que sabe utilizar bien sus bazas en la utilización de la tensión hasta el último minuto. Quizá el conjunto hubiera ganado si se hubiera comenzado la película sin mostrar a ningún extraterrestre, sino como una trama convencional bélica de rescate de prisioneros y en un determinado momento hubiera irrumpido el alien, algo parecido a lo que hizo Hitchcock en Psicosis. En cualquier caso, Depredador es un producto de acción muy digno, una película sin complejos que sigue disfrutándose a día de hoy como una fiesta de disparos, explosiones y testosterona. Es cierto que los efectos especiales han envejecido bastante mal, pero la criatura se ha convertido en un ser icónico que ha llegado a enfrentarse a los aliens de Ridley Scott, aunque sin mucha fortuna cinematográfica.