Nos encontramos inmersos en una suerte de depresión colectiva, pero no podemos cejar en el empeño, tenemos que buscar fuerzas para seguir luchando contra ella, para no caer, para ponernos en pie y seguir adelante, ya está bien de justificar lo injustificable y de vivir de recuerdos imborrables y maravillosos; basta ya de llorar por lo que no hicimos y autoflagelarnos por lo que nunca debimos hacer.
Creemos un nuevo futuro, un futuro de ilusiones y de necesidades reales, un futuro que coloque todo en su lugar, que ubique lo importante en el estante de las prioridades y lo banal en el fondo de cualquier cajón. Un nuevo mundo en que lo importante sea la familia, los amigos; un nuevo orden en que nuestro principal objetivo sea ser feliz y hacer felices a los que nos rodean.