Tantas cosas que decir, escribir y gritar que uno se acaba bloqueando. Quizás se autocensura para no pisar sucios charcos y salpicar a quien no debes. Este blog sigue más silencioso que nunca y mi estado de ánimo también, pero ya resurgirá. Supongo que la saturación de malas noticias deriva en una depresión informativa, un hartazgo hacia tantas cosas que nos rodean. Cansancio ante tantos presuntos y sinvergüenzas en despachos de poder. Como no quiero que este espacio sea otro muro de las lamentaciones sobre la pésima realidad actual busco y rebusco para captar ilusiones y traerlas al blog. Haberlas haylas y prometo encontrarlas.
Inclasificable