A nosotros nos puede parecer que la literatura le importa a muy poca gente, pero no hay tiranía ni ideología avasalladora que no hagan enormes esfuerzos por controlar lo que se escribe, por imponer libros y prohibir libros y quemarlos, por cambiar el significado de las palabras más comunes.
No sólo las tiranías: los gurús de la publicidad, los políticos tramposos. La literatura, la poesía, hacen el mismo servicio público que las depuradoras de agua: restauran el pleno sentido de las palabras, su capacidad de mostrar el mundo, su fuerza iluminadora y subversiva.
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Antonio Muñoz Molina