La primera generación profesional transgénero en el Ecuador está ahora en la universidad o acaba de graduarse. Éste es un logro inmenso que ha tomado más de diez años. Pero según Elizabeth Vásquez, del Proyecto Transgénero, “dado que el acceso a los derechos es tan reciente, esto significa que miles de personas enfrentan las consecuencias de esa privación previa, especialmente falta de educación y, por consiguiente, de acceso a mejores empleos”.
El Proyecto Transgénero es una organización en Quito que ha liderado el movimiento por los derechos de las personas transgénero e intersex en el Ecuador. Descrito como “una propuesta política y una entidad sin fines de lucro”, su trabajo incluye intervenciones legales, sociales, culturales y artísticas. Va dirigido al “fortalecimiento de la identidad trans en el Ecuador” con miras a “mejorar el goce y ejercicio de las libertades de imagen, identidad y asociación de las personas trans e intersex, y la ocupación de espacios urbanos y socioculturales de los que hemos permanecido históricamente excluid@s”.
Los derechos de las personas transgénero y la ley
El éxito del componente legal del trabajo del Proyecto Transgénero se evidencia en los cambios hechos a leyes ecuatorianas en la última década, muchos de los cuales son un resultado directo de intervenciones de este Proyecto y se traducen en victorias para los derechos cotidianos que la mayor parte de la gente da por sentados. Por ejemplo, loscrímenes de odio basados en la orientación sexual y la identidad de género están ahora clasificados como una forma agravada de delito criminal.
En 2008 fue aprobada la Nueva Constitución de la República del Ecuador. Vásquez asesoró a una integrante de la Asamblea Constituyente[1] y como resultado de ello la Constitución garantiza la igualdad ante la ley sin discriminación por motivos de identidad de género. Vásquez dice que “desde entonces se han presentado demandas de igualdad en diferentes áreas en las cuales ciudadanas/os trans se han sentido en desventaja. Por ejemplo, una adolescente trans demandó a una academia militar porque no le permitió asistir a ésta con uniforme militar femenino y la academia tuvo que cumplir. El acceso de personas trans a la educación es el mayor progreso en los últimos cuatro años. La semana pasada, por primera vez una persona trans se graduó de médica. Ahora muchas personas jóvenes trans están en la universidad. Otras han presentado demandas asociadas al empleo, también con éxito”.
Otra norma importante que fue aprobada en la Constitución es el derecho a la “libertad de imagen”. Vásquez explica: “Ello ha facilitado el respeto a la imagen trans en cada institución ecuatoriana – pública y privada – y en el espacio público”. Esto ha beneficiado especialmente a trabajadoras sexuales transgénero que en el pasado solían ser arrestadas por usar “ropa inapropiada”. Cabe resaltar que el Artículo 67 de la Constitución ahora reconoce “la familia en sus diversos tipos”, algo que, dice Vásquez, es “un asunto LGBTI en general – reconociendo formas alternativas de familia tales como las familias conformadas por trabajadoras sexuales transgénero que actúan como una sola unidad económica y social” y uniones civiles entre personas del mismo sexo, lo cual “en la práctica beneficia a personas transgénero porque sus uniones usualmente entrarán en la categoría de uniones técnicas entre personas del mismo sexo según la ley”.
El Artículo 77.14 [“Al resolver la impugnación de una sanción, no se podrá empeorar la situación de la persona que recurre. Quien haya detenido a una persona con violación de estas normas será sancionado. La ley establecerá sanciones penales y administrativas por la detención arbitraria que se produzca en uso excesivo de la fuerza policial, en aplicación o interpretación abusiva de contravenciones u otras normas, o por motivos discriminatorios. ...”.] es una norma que fue propuesta directamente por el proyecto Patrulla Legal del Proyecto Transgénero. En funcionamiento desde 2002, la Patrulla Legal consiste de seis patrullas que “han recorrido las esquinas y madrugadas travestis de Quito con la práctica de un derecho callejero, experimental y alternativo que llamamos ‘activismo paralegal’”. Trabaja en colaboración con la población trans que ejerce el trabajo sexual callejero “en procesos itinerantes de asesoría legal preventiva, mediación de conflictos, conformación de asociaciones, carnetización cultural e intervención legal emergente en casos de detención arbitraria, abuso policial, agresiones en la vía pública y discriminación hospitalaria, entre otros”. Por lo tanto, el Artículo 77.14 es un derivado de este trabajo. Vásquez dice que esta norma “beneficia a trabajadoras sexuales transgénero porque no se les puede retirar del espacio público mientras negocian servicios”.
Vásquez admite que “éstos son buenos tiempos para los derechos de las personas trans en el Ecuador. Las cosas que hemos logrado en sólo diez años no eran imaginables hace apenas una década”. Sin embargo, todavía hay algunos grandes problemas que las personas transgénero enfrentan en este país. Por ejemplo, ella resalta que “el trabajo sexual sigue siendo una realidad generalizada y aunque las asociaciones relacionadas con el trabajo sexual se han vuelto muy políticas en esa misma década y los arrestos han disminuido a medida que la policía ha pasado por un importante proceso de sensibilización, incluyendo procedimientos sensibles al género, las condiciones aún son muy duras en las calles”.
El asunto de la identificación
Un caso patrocinado por el Proyecto Transgénero en 2007 condujo al Instructivo para la Estandarización de Procedimientos del Sistema Nacional de Registro Civil, Identificación y Cedulación, que prescribe el derecho a la identificación personal con la imagen escogida, como también a poder legalmente cambiar nombres y sexo. En esta etapa, sin embargo, el cambio de nombre es un simple procedimiento administrativo (una de esas drásticas mejoras en los últimos cinco años), pero aún es difícil cambiar el sexo o el género y las personas deben acudir a un tribunal para hacerlo. Además, el otorgamiento o denegación de cambios de sexo depende de jueces individuales y los criterios no están unificados. Debido a que el resultado es tan incierto, Vásquez dice: “La mayoría de la gente no se molesta en ir a un tribunal y una creciente cantidad de cédulas de identificación ecuatorianas tiene nombre femenino y sexo legal masculino o viceversa. Cuando esto se nota (por ejemplo, en el contexto de una entrevista de trabajo), causa incomodidad, divulgación no deseada de información privada y a veces discriminación”.
La campaña Mi Género en Mi Cédula[2] es algo en lo que están trabajando: “La identificación es un problema más para personas trans mestizas urbanas[3] que para personas trans rurales o ancestrales,[4] donde la identificación civil es una institución lejana”. Vásquez explica que en un entorno rural “la normalización no es culturalmente importante y por tanto el asunto de la cédula de identidad no se percibe como un problema... [Sin embargo,] las personas mestizas urbanas, siendo la cultura hispana dominante, están más urbanizadas, normalizadas y occidentalizadas, por lo que las ideas trans respecto a encajar en el esquema binario [de género] son más fuertes, especialmente cuanto más alta es la clase social. Para una persona profesional transgénero mestiza de clase media alta sería de vital importancia tener una cédula de identidad con un nombre y un sexo legales que correspondan a una presentación de género clara, binaria y normalizada”. Ocupando ámbitos culturales, políticos y espaciales
En el Ecuador, con los progresivos cambios legales primarios que apuntalan un movimiento hacia la igualdad, es importante que un cambio positivo en los ámbitos culturales, políticos y espaciales – que pueda ser visto como la capacidad de las personas transgénero de ocupar y vivir en el espacio y el tiempo públicos comunes y no ser relegadas a las oscuras esquinas de las calles – ocurra paralelamente y no se vea como secundario. Éstas son las áreas que afectan a las personas transgénero en sus vidas cotidianas y, como Vásquez ha resaltado, las condiciones para hombres y mujeres trans en las calles son duras: “Los dos mayores problemas que sufre la población transgénero en la calle son, en primer lugar, problemas de salud – debido a condiciones de vida extremas, hambre, el VIH e intervención corporal auto-prescrita; y, en segundo lugar, violencia doméstica cometida por hombres que son sus parejas. En su mayoría, las muertes registradas por la Patrulla Legal entre 2010 y 2012 no fueron provocadas por crímenes de odio en las calles, sino se debieron principalmente a silicón auto-inyectado y violencia doméstica perpetrada por hombres que cohabitan en pareja con trabajadoras sexuales transgénero en uniones de hecho”. Vásquez reporta que las 13 muertes de trabajadoras sexuales transgénero registradas entre 2010 y 2012 estaban todas relacionadas con marginalidad, miseria, hambre y pobreza. Esto se asocia a la exclusión histórica de hombres y mujeres trans de la participación sociocultural, política y espacial.
A fin de contrarrestar la discriminación y alentar la participación en la comunidad, el Proyecto Transgénero utiliza una combinación de acción artística y legal para producir impacto social. Un buen ejemplo de lo que Vásquez llama “uso alternativo del Derecho” es ‘El primer matrimonio gay en Ecuador’,[5] que incluyó dos identidades de género masculino: una persona asignada mujer al nacer que mantuvo el sexo legal femenino en sus documentos a pesar de una identidad social masculina y un hombre asignado hombre nacer, con el correspondiente sexo legal masculino y la identidad social masculina. Vásquez dice que ella ha estado haciendo estos tipos de subversiones legales desde hace ocho años.
Casa Trans es otro ejemplo de una intervención política, cultural y espacial: una casa ubicada en el barrio La Gasca en Quito, que no sólo es la sede del Proyecto Transgénero sino además es habitada por personas que se identifican a sí mismas de diversas maneras. “Durante nuestro primer año en La Gasca enfrentamos una notoria hostilidad barrial, ventanas rotas y vandalismo en la fachada. Sin embargo, l@s residentes de entonces emprendimos un proceso de ‘sensibilización puerta a puerta’ con vecin@s, policía comunitaria, comerciantes del barrio y estudiantes de las universidades cercanas, hasta ganarnos el espacio. Los medios de comunicación empezaron a visitarnos para documentar nuestra experiencia”. Esta sensibilización ha continuado desde entonces.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos está realizando, entre noviembre de 2012 y enero de 2013, la Primera Investigación sobre Condiciones de Vida e Inclusión Social de la Población GLBTI en Ecuador. Mientras tanto, el trabajo creativo e inspirador del Proyecto Transgénero está teniendo un impacto real y transformador en las vidas de hombres y mujeres trans.
Notas: La asambleísta Tania Hermida. Ver: ‘El primer matrimonio gay en Ecuador’. Ver también: ‘Ecuador en campaña: Mi género en mi cédula, a una letra de ejercer ciudadanía’ (entrevista a Elizabeth Vásquez), Programa Democracia y Transformación Global, 15 de agosto de 2012. Vásquez explica ‘mestizo’ como una definición étnica que se aplica a la mayoría de la población ecuatoriana y se refiere específicamente a la combinación de sangre indígena e hispana. El 99 por ciento de personas ecuatorianas urbanas se autodenomina mestizo/a, mientras que la gente en áreas rurales probablemente se identifique más con su grupo indígena o su grupo rural mixto indígena-hispano costanero, su nación indígena de la región andina, su grupo étnico afro-ecuatoriano de la costa o el altiplano, o su nación indígena amazónica. Según Vásquez, “Al alejarnos de la cultura mestiza central, la androginia cultural está mucho más presente. Las personas transgénero ancestrales son las de herencia ancestral ecuatoriana, sobre todo en la costa, cuya experiencia del género y la diversidad sexual está claramente influenciada por interpretaciones prehispánicas del género. Enchaquirados de Engabao es el primer grupo que ha creado una organización étnica trans que reivindica una forma local de transgenerismo presente en las provincias de Guayas y Manabí cuyos habitantes descienden de la cultura manteño-huancavilca prehispánica, en la que el género era bastante fluido”. Entrevista con Elizabeth Vásquez y Joey Hateley realizada por María Amelia Viteri, Profesora e Investigadora de FLACSO Ecuador: primera parte y segunda parte.
Por Rochelle Jones Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 4 de enero de 2013. Título original: Transgender Rights In Ecuador: A Legal, Spatial, Political And Cultural Acquittal. Traducción: Laura E. Asturias