Derroche consumista, sinónimo de daño medioambiental

Publicado el 17 diciembre 2014 por Marketing News Marketing News @Marketingn

La naturaleza entra de lleno en las celebraciones navideñas a través de símbolos tradicionales como el pesebre, el árbol, la corona. Por esta época, desde tiempos inmemoriales, está presente el bosque con sus recursos más conocidos: musgo, árbol, ramas, bejucos, y las hiedras para la corona al igual que las semillas, piñas, bayas para adornar…

Pero también las mesas decembrinas están repletas de bosque y naturaleza. Los frutos rojos, o para darles más solera “del bosque”, son hoy por hoy los reyes de las comidas. Los aromas de la vaina de una orquídea originaria del bosque, la vainilla, no pueden faltar en la pastelería de hoy. Todo el reino de bayas o pequeñas frutas de zarza (moras, fresas salvajes, zarzamoras, frambuesas, arándanos) que vinieron del bosque son las reinas de la dieta actual.

Sin embargo, el mundo globalizado en que vive hoy la mayoría de la humanidad, ha incrementado cada año la sensación de que el único objetivo de la Navidad es comprar, gastar, consumir como condición de fiesta y de felicidad.

Para la organización internacional Ecologistas en Acción este modelo es “insostenible ambiental y socialmente”. Esto porque si se aplica ambientalmente la fórmula consumista de los países industrializados, según estos ecologistas, serían necesarios tres planetas con sus materias primas y fuentes energéticas, para atender la demanda. Y socialmente tampoco porque sólo un 12% de los norteamericanos y europeos occidentales son responsables del 60% de ese consumo, mientras que los subsaharianos y del sudeste asiático sólo representan un 3,2%.

A lo anterior se añade el grave problema de los residuos sólidos que hasta se triplican en esta época decembrina. Según Ecologistas en Acción un 40% de la basura doméstica es orgánica, un 60% son envases, cifras que aumentan sin parar y se disparan en Navidad.

No obstante, una conciencia clara en la etapa navideña sobre las implicaciones ambientales que tiene el consumo desmedido y la contaminación que provoca tanto la fabricación de muchos productos como su desecho, serían motivos más que suficientes para buscar otros focos de atención en los obsequios y de este modo, defender el medioambiente.

La asociación Navidad-bosque más cercana es el árbol. Un árbol que tiene orígenes sagrados paganos y luego religiosos cristianos, que asocian al Sol y luego a la cruz de la Redención, teniendo como eje central el nacimiento de Belén.

La estrella en la cúspide del árbol, los adornos que significan dones, el verde como una promesa de una vida nueva parece todo dirigido a rechazar los daños ambientales producidos por más de un mes, con desmesura, en todo el planeta. Sin embargo, el consumo y el desperdicio se incrementan cada año hasta triplicarse según varios medios ambientalistas internacionales.

La invitación ecológica más apropiada para entrar a otro año sería entonces Natura, Navidad, Naturaleza con sostenibilidad, conservación, restauración y VIDA.

Verdaderos árboles de Navidad

La Fundación Natura. Colombia en alianza con la embajada de los Estados Unidos, varias organizaciones y empresas públicas y privadas del país y el exterior ha lanzado, por primera vez en Colombia, una dinámica iniciativa que busca sensibilizar y concienciar a todos los colombianos en la defensa de sus bosques, bajo el nombre de Unidos por los Bosques.

La preocupación por la situación de los bosques colombianos no sólo es real sino ha motivado esta iniciativa medioambiental por medio de la cual, la Fundación Natura tendrá como meta inicial la siembra de un millón de árboles para el 2016 y para el año próximo, la siembra de más de 15.000 árboles nativos para recuperar un bosque con los regalos y donaciones que se hagan de ellos en esta Navidad 2014 y en la Carrera Verde que se efectuará en febrero del año entrante.

De esta manera al donar árboles por medio de la Fundación Natura se salva a los bosques colombianos con la tecnología más avanzada como es la restauración ecológica que sigue estrictas normas de protección usando flora nativa y conservando así los bosques a perpetuidad.

En Colombia, cuya riqueza biodiversa lo sitúa en los primeros lugares en el mundo, se necesitaron 90 años para realizar un Inventario Forestal Nacional, desconociéndose hasta hace pocos años cuál era su tesoro natural. Mientras tanto, la destrucción de sus ecosistemas se ha vuelto una grave realidad que obliga a actuar con urgencia para frenarla.

Hace tres años, el propio viceministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia advertía que de mantenerse las tendencias de deforestación que se venían dando, en cien años Colombia habría talado la totalidad de sus bosques.

Teniendo en cuenta que la degradación y desaparición de los bosques naturales en Colombia, cuyo registro oficial lo hizo el IDEAM el pasado octubre por primera vez en la historia del país cuando señaló que la deforestación en el 2013 fue de 120.933 hectáreas, es provocada en la mayoría de los casos por acción humana. Pero, de hecho, de la gente depende también que sigan existiendo.

Aunque la cifra del IDEAM puede discutirse, sobre todo entre los ambientalistas del país que consideran que ésta puede ser dos veces más, la realidad es que se está acabando con el bosque natural en Colombia, sin más. En las mismas cifras de octubre, dadas por este instituto, se afirma que entre la Amazonía con un 57% y la zona andina con 22% se reparte la mayoría de la deforestación actual en Colombia.

La experiencia de 30 años de actividad de la Fundación Natura. Colombia dedicada a la conservación y al uso sostenible de la biodiversidad para promover los beneficios sociales, económicos y ambientales del desarrollo humano sostenible, hacen promisoria la vida de los bosques colombianos si la Fundación puede continuar su defensa con el apoyo de todos.

Mientras los árboles de Navidad permanecen un mes largo en el interior de las casas, adornados, y acaban como otros millones en la basura, el mundo silvestre languidece sin árboles. Contradicción evidente con un reto de esperanza: sembrar árboles o adoptar hectáreas aprovechando la Navidad como un momento excelente para ello por su sentido y oportunidad.

www.natura.org.co