Nada más conocer el tema de este mes se me ocurrieron bastantes ideas, algunas muy chulas, pero como de costumbre lo he dejado para el final y mis ideas no han podido materializarse. No fue hasta anoche, a las 23.30 h., cuando saqué mis bártulos y me puse a pensar qué hacer con lo que tenía. El recipiente a utilizar lo tuve claro en cuanto lo vi: un bote de Pringles, que con papel, washi tape, fabric tape y cuerda quedó bastante apañado. La tapa no quedó precisamente como me habría gustado, que con el pompón ni se ve ni se esconde el papel amarillo decorado que le puse. Pero bueno, aun así el conjunto no está mal para alguien como yo.
Pero claro, si es un packaging es porque algo envuelve, no? Y qué mejor que guardar durante el verano aquéllo que durante el resto del año nos tiene estresaditas perdidas y que precisamente cuando llega esta época del año, queremos olvidar.
Quiero olvidarme de las prisas y las carreras, de tener que arrastrar a mis hijos como si la vida nos fuera en ello. Quiero olvidarme de los malditos mocos que durante el curso acampan a sus anchas en el cuerpo de mis hijos. Quiero perder de vista el trabajo, aunque sólo sea el mes de agosto, y poder así dedicarme 95% a mi familia y, con un poco de suerte, puede que hasta rasque un 5% para mí en exclusiva.
Así que para poder olvidarme de todo eso durante al menos mis vacaciones, lo guardo en un bonito paquete que, me guste o no, volveré a a abrir incluso antes de que acabe el verano, pero seguro que con las pilas cargadas y libre de tensiones, al menos por unos días.
Ahora me voy pitando a ver el resto de trabajos de Desafíos de este mes.
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