Una imagen vale mil palabras y un buen texto sobre una alegría, un acontecimiento de interés humano o una tragedia puede valer mil imágenes y generar mayores emociones.
Ver el asesinato de 4.600 personas en las Torres Gemelas de Nueva York producía perplejidad e indignación. Pero el texto es más reflexivo, y las narraciones escritas de algunos supervivientes fueron más conmovedoras, porque la lectura lenta y repetida produce mayor aflicción.
Hombre de televisión, el antiguo presentador de informativos de Euskal Telebista, José María Calleja, ha mostrado que la palabra es tanto o más eficaz que las imágenes, que son su especialidad: cuenta las vidas de víctimas de atentados, las de amenazados y las de sus allegados en medio de una parte piadosa de la sociedad vasca. Lo hace en un libro que quiere ser optimista, “Arriba Euskadi” (Premio Espasa Ensayo 2001), pero que resulta desalentador.
Describe el fervor sanguinario de ETA, pero también algo horriblemente difuso, como un tumor maligno que vive en una parte de la sociedad y de la clase política vascas, cómplice silencioso, practicante de terrorismo moral contra decenas de millares de víctimas potenciales o contra los familiares y amigos de los asesinados y mutilados, según muestra Calleja.
Sombría y penosa narración sobre asesinados. Y sobre asesinables: los constitucionalistas y españolistas, los defensores del vasquismo autonomista, que malviven despreciados por ciudadanos honorables, y con el pistolero en la nuca.
Desalentador libro sobre el futuro moral de Euskadi.