Hace poco, entre charla y charla de familias con niños menores de diez años, surgió la pregunta:
¿Cuándo se puede empezar a dejar a los niños solos en casa? ¿En qué momento se les permite moverse solos por la ciudad? ¿Dejarlos solos en casa es desamparo o una muestra de nuestra confianza hacia ellos?
Con unos 10 u 11 años, con gran soltura callejeaba ya por toda la ciudad. Iba andando a casa de mis amigas, del Toscal a Cruz del Señor, Barrio de la Salud, Anaga. No había lugar al que mis pies no me llevaran, y a nadie le extrañaba verme por la calle sola.
En cambio, ahora vemos a un menor de 10 años andando solo y buscamos urgente con la mirada algún familiar del menor cerca. Nos da temor que ande solo ¿Estará en desamparo?
Los tiempos han cambiado mucho… Probablemente demasiado.
Me gustaba vivir con la libertad con la que viví mi infancia. Ir al García Sanabria sola desde muy pequeña con mis hermanos o amigos, sin rendir cuentas más allá de cumplir la hora prevista de regreso, impuesta por mis padres.
¿Ha cambiado tanto todo en estos años? ¿Es una locura como dicen muchos dejar a un niño de menos de 10 años solo en casa un rato? ¿Permitirle que vaya a comprar el pan por la mañana? ¿O somos nosotros, los que sí disfrutamos de esta confianza y libertad, quienes limitamos ahora por temores infundados la capacidad e independencia vital de nuestros niños?