¡Hola! ¿Qué tal lo lleváis todo? Hoy vengo con una nueva reseña de una serie manga, Desaparecido de Kei Sanbe. Ya sabéis que aún estoy empezando mi incursión en el género, por lo que por ahora me conformo con leer aquello que mis conocidos (G y Y) me recomiendan. Esta es en concreto una recomendación de G, y se nota por el tono reflexivo de la obra. ¡Adelante reseña!
Autor: Kei Sanbe
Editorial: Norma Editorial
Traducción:Bárbara Pesquer
Nº de páginas: 196
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788467920116
Año de edición: 2015
Título original: Boku Dake ga Inai Machi (僕だけがいない街)
Estado: Finalizada (9 volúmen/es)
Sinopsis:
Satoru aspira a ser mangaka, pero no tiene demasiada suerte porque entre otras cosas, le falta empatía. Lo que nadie sabe es que tiene el poder de detectar anomalías y retroceder en el tiempo, lo que le permite rectificar situaciones y evitar accidentes.
Opinión:
Satoru es un mangaka de 30 años muy poco sociable, rozando la misantropía. Está encerrado en una burbuja en la que no deja entrar a nadie, no por ningún trauma concreto de la infancia, sino porque siempre ha estado muy cerrado en sí mismo, como si todo girara entorno a él. Desde hace algunos años padece revivals, es decir, entra en bucles temporales de los que únicamente puede salir cuando evita el crimen que está a punto de cometerse. En uno de estos episodios, retrocede en el tiempo a la edad de 7 años, cuando en su barrio sucedieron una serie de secuestros y asesinatos de niños que conocía, cosa que Satoru tratará de evitar con todas sus fuerzas. Pese a lo que parece en un principio, la fantasía que implica los revivals y el misterio acerca del secuestrador (que sí tiene su peso), la obra se inclina a la evolución de Satoru y en cómo este refuerza lazos y mejora su relación con su madre y su entorno en general.
Uno de los recursos que utiliza para esto son las constantes reflexiones de Satoru, narrador de la historia, así como el choque entre la ternura de la infancia y el cinismo de la madurez. Me ha sorprendido gratamente que el protagonista no fuera un joven veinteañero, aún con toda la vida por delante, como suele ser habitual, sino un adulto con su forma de ver el mundo, de manera que la voz narrativa me pareció madura y reflexiva.
Otro personaje que me ha gustado mucho es el villano, tanto por su forma de ver el mundo, como por su obsesión con el protagonista como por el rico mundo interior que esconde. Me gusta que tenga peso a partir de un determinado momento y su historia me pareció tan desgarradora como la de Kayo.
Entre otros personajes a destacar, la que más importancia tiene para mí es Sachiko, madre de Satoru, una mujer abnegada en el cuidado de su hijo y que daría su vida por él. Los amigos de la infancia de Satoru me han parecido bastante indistinguibles unos de otros, aunque en general se comportan como niños de su edad, pese a ser algo intensitos. Los más destacables son Kayo, cuyo drama familiar me ha parecido muy bien tratado, y Kenya, quizás demasiado adulto para la edad que tiene, por muy listo que sea. También destacar a Airi, una joven que tiene una gran fe en los demás, de la que esperaba algo más de protagonismo. Eso sí, me ha gustado que el romance, algo también muy propio de estas obras es muy escaso, sea casi nulo, algo que agradezco enormemente.
Sí que es cierto que para mí la trama decae a partir de la mitad, pues la tensión se desvanece, la trama se desdibuja y la obra adopta un carácter reflexivo mucho más marcado. Los personajes hablan y hablan, pero realmente no sucede gran cosa, por lo que me aburrí mucho más. Esto se refleja también en el dibujo, donde los planos estáticos empiezan a abundar.
He leído nueve tomos, pese a que la historia como tal solo tiene ocho. El noveno son varias historias cortas donde conoces más en profundidad lo que hacían algunos secundarios en un lapso de tiempo concreto. Ha sido interesante especialmente por Sachiko, y quizás me hubiera gustado más que estuviera integrado en mitad de la serie, pero sin duda es un buen añadido.
Si hago referencia a los añadidos, no puedo olvidar mencionar los comentarios del autor que hay al final de cada tomo. En viñeta, el autor se dedica a contarnos pequeñas anécdotas de su vida, en la mayoría de los casos relacionadas con la creación o recepción de la obra. No son fascinantes ni especialmente divertidos, pero me pareció fantástico conocer más a fondo al autor de una forma tan amena y aunque su sentido del humor difiere mucho del mío, me pareció alguien muy majo y un encanto de persona. Por cierto, este manga cuenta con una adaptación al anime y dos películas en acción real, por si estáis interesados. No he visto ni lo uno ni lo otro, aunque G me ha advertido que el final del anime dista mucho del del manga.
En conclusión, Desaparecido ha sido una muy buena lectura a la que no me arrepiento en absoluto de haberle dado una oportunidad. El dibujo es algo tosco y poco cuidado, pero presenta una buena narrativa que ofrece una nueva forma de contar un misterio, dando tanta importancia a la resolución de este como a la evolución de sus personajes. Trata temas muy serios, así como interesantes reflexiones y buenos mensajes, al mismo tiempo que sabe mantener la atención del lector. Flojea a partir de la mitad por dar mayor importancia a los temas y a los personajes que a la trama, por lo que si eres un lector de acción dudo que te guste demasiado, pero estás buscando tu lugar en este mundillo, es una buena opción para probar algo distinto.
Cosas que he aprendido:
- En Japón lo de secuestro de niños, así como el abuso de menores, está en el orden del día.
- Un narrador adulto en contraposición a unos niños puede ofrecer muchísimo.
PUNTUACIÓN...3/5 (Tomos X-XII)