“El asceta avinagrado es un ser siempre inclinado a la crìtica intolerante, a no reconocer las necesidades de otros y a restringir la libertad de los demás. La ética socialista, es decir, aquellos que viven y se comportan según el espíritu de una tal ética socialista, tiene que resolver con su vida la mayor de las paradojas: viviendo en un mundo monstruoso y tenebroso, tienen que mantenerse sensibles a todos los sufrimientos, no pueden perder la capacidad de indignación ni la disponibilidad al sacrificio de sì mismos si fuese necesario, pero al mismo tiempo tienen que desarrollar su sensibilidad para con las alegrìas y las bellezas producidas por la vida e igualmente para con las pequeñas alegrìas; para decirlo con Marx, tienen que desarrollar su capacidad de goce”.
Agnes Heller
tomado de: SER MAESTRO: UNA APUESTA ENTRE LAS NECESIDADES Y LA FELICIDAD
Jair Velasco Acosta