Afortunadamente para los que no nos gusta que los gestores de Barça comentan inmensas estupideces, el Chelsea rechazó la última oferta azulgrana por el defensa-medio brasilero Willian, nada menos que por más de 70 millones de Euros por un jugador de 30 años, y como sustituto el Barça se hizo con los servicios de Malcom del equipo de Burdeos, de 22 años por una cifra elevada pero más razonable de 41 millones.
Pero resultó que Malcom se había comprometido con la Roma, y el equipo italiano y Monchi se quedaron sin fichaje estrella, lo que provocó una reacción sumamente airada en la que llegaron a amenazar con denuncias y demandas, probablemente totalmente inútiles.
Ante el tremendo enfado de la Roma y Monchi, al vicepresidente del Barça Jordi Mestre no se le ocurrió otra cosa que comentar con cierto tono de burla que no se pueden anunciar fichajes hasta que están firmados, comentario que no deja de ser cierto, pero si se tiene en cuenta que un mes antes de ese comentario, el que debía ser el fichaje estrella del Barça, Griezmann, anunció que iba a continuar en el Atlético porque su compromiso con el Barça era solo verbal, está claro que las risotadas que podía provocar dicho comentario debían dirigirse al señor Mestre, en especial si se tiene en cuenta que el enorme error del Barça se refiere a uno de los jugadores más valorados del mercado y en consecuencia su grave negligencia es mucho peor que la de la Roma y Monchi.
Sin embargo, en toda esta operación hay algo muy positivo: si Monchi quería fichar a Malcom sin duda significa que es más que probable que el jugador dará un elevado rendimiento al equipo, y aunque sea de rebote los que se encargan de los fichajes del Barça, por una vez habrán acertado.