El viaje a Barcelona en Semana Santa fue complemente satisfactorio a nivel gastronómico y gran culpa de esto lo tiene Escribà, la pastelería en la que desayunamos todos los días, situada justo al lado del hotel. Muchos la conoceréis ya, puesto que es propiedad de Christian Escribà, considerado uno de los mejores reposteros de España, junto a Paco Torreblanca.
A pesar de su fama como innovador de la pastelería, con productos modernos, lo cierto es que en sus pastelerías puedes encontrarte los dulces y bollería de toda la vida, junto con espectaculares tartas y algunas creaciones espectaculares. Nosotros tuvimos la suerte, además, de acudir en la época en la que elaboran las célebres monas de Pascua en Cataluña, por lo que toda la tienda estaba llena de ellas.Existen dos pastelerías de Escribá en Barcelona. Una en la Rambla de las Flores y otra en Gran Via de las Cortes Catalanas. En nuestro caso, dada su cercanía siempre estuvimos en la situada en Gran Via. La tienda como podéis ver, está muy bien decorada, a pesar de que el local no creo que sea el más adecuado para este tipo de negocio. También tenía el problema de que era demasiado pequeño, pero dado que nosotros éramos medianamente madrugadores, siempre pudimos encontrar una mesa libre. Recordad que si vais en día festivo lo más seguro es que toque hacer cola. Merecerá la pena, os lo aseguro.
La carta para desayunos o meriendas es francamente completa. Multitud de bebidas, entre los que podréis encontrar cafés espectaculares (a buen precio), chocolates aromatizados, tés, zumos... Difícil no encontrar algo que te guste. Después tienes a elegir entre productos dulces o salados, para que tampoco exista queja en este sentido.
Si lo vuestro es merendar un chocolate, ¿qué mejor que tomar uno con su nata montada y una coca de naranja con receta propia realizada por Escribà? O si tenéis la suerte de ir en Semana Santa, podéis tomar unos buñuelos, tan típicos en la repostería catalana en estas fechas.
Si os gusta más el salado, os recomiendo probar el cruasán relleno de jamón Ibérico, con tomate y aceite y pasado por la plancha. Los cruasanes están tan tiernos que se deshacen en la boca. O tal vez uno de los múltiples bikinis o sandwiches que ofrecen.
En fin, un lugar memorable, al que no pudimos renunciar ni un sólo día de los que estuvimos allí. Dado que te encuentras en una confitería de éxito, los precios no son baratos, pero tampoco exageradamente caros. Todos los días desayunamos de forma contundente y el precio nunca superó los 7-8€ por cabeza, por lo que os podéis dar el gusto perfectamente. Y merece la pena. Aquí os dejo unas fotos de algunos de los platos de los que os he hablado.
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