Hace tan solo unos días os hablábamos de las posibilidades de secuela para Prometheus, de las ganas de Ridley Scott por seguir profundizando en una historia que muchos dicen que se ha quedado demasiado escasa de explicaciones. Esa puede ser la razón, el boca-oído negativo, para que sus resultados en la taquilla estadounidense se hayan reducido en un alarmante 70% respecto a su estreno según las primeras previsiones (las cifras oficiales llegarán el lunes).
De esta forma, Prometheus mantendría la segunda posición con la que debutó frente a una secuela con tan poco interés como Madagascar 3 con una cifra cercana a los 80 millones de dólares que se suman a un total mundial en torno a los 170, claramente decepcionante para un filme cuyo presupuesto aún no se ha hecho oficial pero que se estima entre 175 y 250 millones. Con semejante panorama y por mucho que la cinta aún no haya llegado a 10 países incluido el nuestro (no os quejéis que los italianos tendrán que esperar hasta octubre), el pescado ya está vendido y es prácticamente imposible que la película termine siendo rentable (recordad que para que eso suceda, un filme ha de recaudar el doble de lo que costó).
Sin haber visto aún la película, supongo que las razones del descalabro han sido estas tres:
1- Su clasificación no recomendada para menores de 17 años en Estados Unidos. 2- La falta de claridad a la hora de avanzar su relación con la saga Alien ha podido espantar a los que consideran que la franquicia está más que muerta tras el reciente crossover con Depredador. 3- La tremenda polémica que está generando en todos los foros y que enfrenta a los que la consideran un ejercicio filosófico comparable a 2001: Odisea en el Espacio y a los que cargan contra el guión de Damon Lidelof, acostumbrado a no dar explicaciones tras su paso por Perdidos (frase literal que he leído en varias reseñas).