Por respeto a quien me lee, no me permito decir lo mucho que desprecio esta enfermedad, me limitaré a decir que no se la deseo ni a mi más grande enemigo. Dicha patología, no ha hecho más que causar tristezas en millones de familias y lamentablemente la de Tito Vilanova también se ve afectada en estos momentos.
Cuando hablo de familia me refiero, claro está a sus seres más amados, aquellos que conformaron el árbol genealógico de su vida, pero no quiero dejar dejar de mencionar a todos aquellos grandes amigos que seguramente tuvo y el barcelonismo, que en los momentos más críticos mostró su solidaridad.
En lo más profundo de mi corazón deseo que Tito esté descansando, porque se lo merece, en el sentido que, pasar por lo que pasó el solo lo hacen los más grandes, pero no es justo que un ser humano atraviese por tanto y aunque suene muy trillado decirlo: Está en un mejor lugar.
Vilanova, en su lucha, asumió la responsabilidad de dirigir al Barcelona y la verdad es que no lo hizo mal, se vio obligado a dar un paso al costado, a retirarse, para asumir un reto todavía más grande, el de luchar. Este acto en especial siempre será para mí digno de admirar, habla mucho de lo que fue como persona y de los valores que tenía consigo y aún siendo un buen entrenador llevaba en su interior una calidad humana que nunca olvidaremos.
Desde este humilde espacio, me gustaría mandar mis mayores condolencias a toda su familia, que la fortaleza y el entendimiento esté siempre con ustedes.
Además, me gustaría llamar desde aquí a la sabiduría y conciencia, para esas personas siempre desubicadas que por alguna razón hacen de una fiesta lo que en realidad es una catástrofe. No olvidemos que todos somos seres humanos y que en la vida, nada está seguro.
Para finalizar, me gustaría decirle a Tito en donde quiera que se encuentre: Gracias, por lo que le regalaste al mundo del fútbol y también, por regalarnos tu calidad humana. Gracias por enseñarnos que las luchas se dan de pie y que no existe nunca nada más importante que vivir