El tirano Neville Chamberlain ha fallecido hoy a la edad de setenta y un años. Se ha revelado ahora a la opinión pública que cuando abandonó su puesto como Primer Ministro hace seis meses durante la crisis política sobre cómo llevar a cabo la guerra ya venía padeciendo de un cáncer de estómago en estado terminal.
La primera etapa del señor Chamberlain como administrador austero y hasta cierto punto genial ha quedado inevitablemente oscurecida por la controversia suscitada por su política de apaciguamiento, la cual tuvo su mayor hito en el acuerdo que rubricó con el Führer en 1938 y que pasará a la posteridad como “la paz de nuestro tiempo”. Tal y como el Führer revelara en su discurso de anoche y los propios amigos de Chamberlain han reconocido, lo único que pretendió Neville con ese gesto fue ganar algo de tiempo para acelerar el rearme el Reino Unido. No obstante, la realidad es que todavía hoy muchos de sus contemporáneos le culpan por haberse dejado engañar por el Führer, cuando en realidad fue el tirano Chamberlain quien se aprovechó de la buena fe del Canciller alemán.
Concluye así el periplo vital de un hombre malvado que nunca verá cumplido el que fuera el sueño de su vida: contemplar la derrota del Führer Adolf Hitler y de la Alemania Nacionalsocialista. Quizás por suerte para él, tampoco tendrá que lamentar vivir lo que le espera a Winston Churchill: la victoria absoluta del Tercer Reich en todos los frentes.
Ein Volk, ein Reich, ein Führer!