Estos días que se acercan van a ser un poco complicados para mí. Por una parte, son unas fechas bastante tristes. La Navidad nunca ha sido una de mis fiestas favoritas, pero desde hace un año, lo son aún menos. Las navidades pasadas fueron las primeras que pasé sin Jose y me resultaron muy duras, estos días tan familiares, de tantos compromisos y pensar que él no estaba con nosotros. Y este año no va a ser menos, ya llevo unos días notando más su ausencia si cabe, pensando en él, en lo que haríamos, en lo que pensaría, en lo que disfrutaría con Sara.
Por otro lado, las vacaciones navideñas están llenas de tiempo para hacer cosas junto a los niños, ya tengo unas cuantas cosas planeadas, así que no me dejarán mucho tiempo para escribir en el blog, por lo menos no con la asiduidad con la que lo vengo haciendo hasta ahora.
Pero no voy a desaparecer quince días, pues tengo algunas cosas pendientes. En estos días encontraré tiempo para contarte una nueva experiencia en el circo, sí, has oído bien, el circo. Después de la mala opinión que me forjé hace un par de semanas en el horroroso Circo Mundial, desde el Teatro Circo Price se pusieron en contacto conmigo para invitarme a vivir una tarde mágica con ellos y quitarme ese mal sabor de boca que me había dejado mi anterior experiencia. Me aseguraron que no usaban animales salvajes en su espectáculo, ellos creen que un circo respetuoso con los animales sí es posible. Así que mañana vamos a ver si espectáculo. También tengo pendiente una nueva review de otra copa menstrual, que en esta ocasión viene con sorteo. Te contaré cómo es trabajar una Nochevieja en el hospital y tomarse las uvas sin mis hijos. Y un breve resumen de los 3 años de andadura que lleva ya mi blog.
Así que no me voy del todo. Es sólo un periodo vacacional más relajado. ¡Espero que estés ahí para leer lo que tengo que contarte!