Descifrando Ghibli: La historia de la Princesa Kaguya

Publicado el 19 diciembre 2012 por Alvaro
La tradición y el folclore japonés en el universo Ghibli

¿Cuál es el relato de ficción más antiguo de Japón? ¿Qué desgracia podría pesar sobre una niña que nace de un brote de bambú? ¿Por qué el monte Fuji es un volcán y qué tiene que ver con Kaguya-hime?


La intención de Descifrando Ghibli siempre es la de facilitar claves que ayuden a enriquecer y disfrutar más del visionado de nuestras películas favoritas. En este caso, nos hemos adelantado un poco a la llegada de Kaguya Hime no Monogatari y, aprovechando la feliz noticia de su presentación la pasada semana, os ofrecemos algunos datos sobre la versión literaria en la que se inspirará esta película, así como el propio texto redactado desde Generación GHIBLI. De este modo, mientras la espera se estrecha por momentos, confiamos en poder aclarar los detalles que nos permitan reconocer a la futura heroína de Takahata cuando la veamos ^^
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La Princesa Kaguya de Takahata ______________________________
Isao Takahata siempre es una buena referencia para mostrarnos el rostro más tradicional y mitológico de Japón. Buenos ejemplos de esto son las pinceladas metafóricas con las que adornó Mis vecinos los Yamada  y la configuración del universo de Pompoko que, como ya vimos, se asocia con mucha facilidad al imaginario folclórico nipón.  Sin embargo, y a pesar de su apreciado costumbrismo, nunca antes en el Studio Ghibli nos había regalado la adaptación de una leyenda completa como en el caso de la que va a ser su próxima obra: Kaguya Hime no Monogatari (literalmente, “historia de la princesa Kaguya”) y mayormente conocida en literatura como el Cuento del cortador de bambú (竹取物語 Taketori Monogatari) que data de finales del siglo IX.


No está de más recordar que hace trece años ya pudimos encontrar una referencia a la princesa Kaguya en la anterior obra de Isao Takahata: Mis vecinos los Yamada cuando en una alegoría imaginativa, Takashi, el cabeza de familia, corta un brote de bambú del que nace una resplandeciente y pequeña Nonoko. Lo que vimos como una breve metáfora sobre la formación de tan peculiar familia promete convertirse el año que viene en un relato que configurará la psicología de uno de los personajes más queridos del folclore japonés. El modo en el que Isao Takahata narrará ese crimen y castigo al que hace referencia en el cartel promocional de su obra aún está por ver, pero no dejará de resultar interesante descubrir cómo será capaz de dibujar a una joven de belleza lunar e inusitado comportamiento.


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Acerca del Cuento del cortador de bambú______________________________
Que se haya escogido esta triste historia no debe sorprendernos si tenemos en cuenta que se alza como una de las más populares de Japón y comúnmente inmortalizada en el cine, el ballet, el anime y los videojuegos. Además, este cuento presenta una gran importancia histórica al ser el precursor de los relatos de ficción japoneses, así como el que dio paso a una rica trayectoria literaria a finales del siglo IX en un periodo en el que el país del Sol Naciente vivía la gran difusión y riqueza cultural de sus letras autóctonas. De hecho, resulta particularmente admirable el desarrollo intelectual y artístico del que gozaba Japón en este momento en comparación con nuestra propia tradición, especialmente si tenemos en cuenta que las jarchas (primeras y escasas muestras de lírica popular en lengua romance) datan de finales de ese mismo siglo y que nuestro conocido Cantar del Mio Cid se compuso en torno a 1200 … ¡casi tres siglos después!

Las mujeres desempeñaron un papel culturalmuy importante el periodo Heian (794 -1185)
Esta obra tenía una clarísima intención artística, pero su autor es desconocido y su identidad ha movido ríos de tinta a través de muchas teorías de intelectuales e investigadores de la literatura japonesa. Tal y como señala el premio Nobel Vargas Llosa, no resultaría descabellado atribuírsela a una mujer, ya que en aquellos tiempos de esplendor cultural, y a diferencia del mundo occidental, las mujeres tenían acceso a las artes y a la literatura como lectoras y autoras. Tal es así que incluso algunos de los más grandes y emblemáticos textos de su historia fueron producidos por escritoras cortesanas en torno al año 1000, como Sei Shôganon y su Libro de la almohada y la célebre Dama Murasaki, autora de la novela más antigua que se conserva en el mundo, la Historia de Genji.

La Dama Murasaki escribe en su escritorio. Grabado de estilo ukiyo-e del siglo XVIII
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La historia de la Princesa Kaguya________________________________
Hace mucho tiempo vivía un anciano cuyo delicado sustento dependía de la cantidad de bambú que cortaba en el bosque día tras día. En una ocasión, mientras trabajaba en su labor habitual, encontró un extraño brote que resplandecía milagrosamente y, para su sorpresa, lo que encontró cuando lo cortó de un solo golpe fue el rostro de una bellísima niña de apenas diez centímetros. Asombrado y emocionado, se la llevó de vuelta a casa y se la mostró a su mujer, con la que no había podido tener hijos. Felices de su suerte, decidieron criarla con ellos para que acompañara sus grises días de soledad y la llamaron Kaguya (輝夜 "luz brillante") en referencia a su belleza. Desde aquel afortunado día, cada vez que el cortador de bambú sesgaba los brotes del bosque encontraba numerosas monedas de oro, lo que le convirtió pronto en un hombre muy rico que pudo facilitar a su hija una educación digna de una princesa.


La pequeña creció extrañamente rápido hasta convertirse en una joven de extraordinaria hermosura que inflamaba los corazones de todos aquellos que la miraban. Pronto, su fama se extendió por todos los rincones del reino y numerosos aspirantes a su amor acudieron a su hogar para suplicar su mano, pero ella rechazaba a todos una y otra vez. Al final, cinco pretendientes de noble cuna fueron los únicos lo suficientemente obstinados como para soportar la espera e insistir continuamente a su anciano padre. Sin embargo, aunque él mismo deseaba un buen partido para su adorada hija, no podía más que explicarles que él nada podía hacer, pues Kaguya era dueña de sus propias decisiones y no aceptaría casarse con nadie cuyo corazón le resultara desconocido. Al final, tras muchas reprimendas e insistencias, ella acordó con su padre que aceptaría a aquél que demostrara poseer un corazón de gran pureza. Para ello, establecería cinco pruebas que cada uno de ellos debería cumplir. 
          

Al primero de los aspirantes le encomendó la búsqueda de un cuenco de piedra que había sido propiedad de Buda y que se hallaba en la India. Al segundo, le encargó una rama de un místico árbol con raíces de plata, tronco de oro y frutos de jade. Al tercero, un abrigo hecho con la legendaria piel del ratón de fuego, mientras que el cuarto tendría que traer la joya irisada que se escondía en la cabeza de un dragón. Finalmente, el quinto debería contentarla con una preciosa concha que las golondrinas atesoraban. Estas misiones resultaban imposibles y peligrosas, por lo que los cinco pretendientes partieron desanimados.


Al cabo de muchos meses, regresó el primero con un cuenco falso, por lo que la prueba fracasó estrepitosamente. El segundo volvió al poco con la codiciada rama de oro y un sinfín de historias que encandilaron a la bella Kaguya, pero también demostró ser un farsante cuando lo delató un grupo de orfebres que reclamaban su pago por la rama de piedras preciosas que habían creado para él. Cuando el tercero se presentó con la piel de ratón, Kaguya la arrojó al fuego para probar su autenticidad, pero resultó ser una pieza de tela china que ardió al contacto con las llamas. El cuarto enamorado viajó muchísimo y superó muchas adversidades en vano, pues acabó enfermando y lamentándose de su suerte y de la crueldad de la dama Kaguya. Por su parte, el quinto también acabo por desistir.


Mientras tanto, la belleza de la joven había llegado a oídos del mismísimo Emperador, quien la invitó a la corte para conocerla. Ella rechazó sus deseos en cuanto lo escuchó alegando que moriría si pisaba el palacio, lo que motivó que él mismo organizara una partida de caza y se presentara en su casa con su séquito. Sólo por un instante llegó a ver su rostro resplandeciente, pero fue suficiente para que se enamorara perdidamente de ella. Kaguya, sin embargo, volvió a rechazarle con una cierta tristeza.


Pasó el tiempo y, en pleno verano, la bella dama comenzó a mostrarse melancólica y esquiva mientras contemplaba la luna. Cuando sus padres le preguntaron el motivo de su tristeza, ella sólo pudo contestar que quería quedarse con ellos, pero que pronto vendrían a buscarla para regresar al lugar del que provenía: la luna. El Emperador se enteró de esta noticia y, dado que seguía profundamente enamorado de ella, envió soldados a la casa del anciano cortador de bambú con la intención de combatir a las tropas celestiales que se atrevieran a acercarse a Kaguya.


                                           
Sin embargo, las fuerzas imperiales poco pudieron hacer, pues en cuanto la luna estuvo muy alta, un grupo de místicos seres lunares se presentaron frente a la casa de Kaguya en una vaporosa nube y sus luminosos rayos paralizaron los cuerpos de los guerreros del emperador y detuvieron sus flechas. Profundamente entristecida, la joven se vio obligada a beber un trago del elixir de la vida eterna y ceñirse un manto de plumas que le haría olvidar todo recuerdo de su vida en la Tierra. Sin embargo, antes de que esto sucediera, se despidió de sus seres queridos y le envió al emperador una astilla impregnada de elixir y  una carta en la que le explicaba el motivo de su rechazo y su condición de ser lunar. Asimismo, le entregó a sus padres su kimono de seda como recuerdo, mientras ellos la veían irse para siempre con infinita tristeza en sus ojos.

                       
Pasó el tiempo pero el Emperador no conseguía olvidarla, por lo que ordenó quemar la astilla impregnada junto con su dolorosa respuesta a la carta de despedida de Kaguya en la cima del monte más alto del reino para que el humo y su mensaje llegaran hasta su amada.  Desde entonces, a dicho monte se le conoce como Fuji (“que nunca muere”) y se dice que el humo de aquella hoguera aún puede verse en su cumbre hasta ascender a los cielos con la esperanza de que las palabras de amor del Emperador alcancen a la bella princesa de la luna.


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Versos y versiones________________________________
Aunque existen diferentes versiones que alteran pequeños detalles de la leyenda, o que incluso acaban encerrando a una iracunda Kaguya en el mundo terrenal y convirtiéndola en la responsable de las erupciones volcánicas del monte Fuji; hemos decidido presentar una redacción propia que coincide en mayor medida con la narrada por E. Hadland Davis a principio del siglo XX, cuya obra, además del cuento original editado por Cátedra, recomiendo a todos los lectores interesados en esta historia.

                             El monte Fuji visto desde el bambú. Katsushika Hokusai, siglo XVIII
Para terminar, y como regalo poético, quizá sea interesante disfrutar de los versos correspondientes a las cartas que se intercambian el Emperador y la dama Kaguya, tal y como aparecen en la edición de Davis ^^

Versos del Emperador a Kaguya tras su rechazo
Triste es el regresotras la cacería real,y repleto de penael melancólico corazón se quedapues ella se niega su casa a abandonar,la dama Kaguya.
Versos de la dama Kaguya en respuesta
Bajo el tejado cubierto de pajalargos años ella pasó.¿Cómo osaría ellacontemplar el palacio de precioso jade?

Carta de la dama Kaguya al Emperador antes de marchar a la luna
"Su Majestad se dignó a enviar un ejército para proteger a su sirviente, pero no pudo ser y ahora todos parten con la tristeza de su despedida. No permitieron que ella sirviera a Su Majestad y a pesar de que su voluntad era no rendir obediencia al dictado imperial, su corazón sufrió un inmenso dolor por este motivo, y quizás Su Majestad haya creído que la voluntad imperial no fue comprendida, o incluso que ella se opuso. Quizá Su Majestad considere que ella carece de buenos modales que no la hicieran digna de vuestra presencia y por eso ella se postra ahora a sus reales pies escribiendo estas letras. Es el momento en que ella debe vestir el manto de plumas y decir adiós a su señor con un nudo en la garganta".
Versos en respuesta a la carta de despedida de la dama Kaguya, quemados en el monte Fuji
¡Jamás la volveré a ver!Lágrimas de desdicha me abruman.Y yo, con el elixir de la vida,¿qué he de hacer?
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