Al hacerlo, despidió a más de 11.000 controladores a los que impidió trabajar de por vida en el sector público, colocó a militares al frente del control de tráfico aéreo e inauguró una nueva era en las relaciones laborales, caracterizada por su hostilidad hacia los sindicatos y la lucha por sus derechos hasta nuestros días. De un día para el otro, las huelgas dejaron de tener el efecto disuasorio en mano de los trabajadores, al ser amenazados con su reemplazo por la vía del decreto.
Si llamo la atención sobre este hecho es por el paralelismo con lo sucedido en diciembre de 2010, donde un gobierno socialista, con la anuencia y aplausos sordos del partido popular, decretó el estado de alarma y militarizó a los controladores, culminando una campaña de desprestigio y acoso social y sindical e inaugurando esa “nueva era en las relaciones laborales” donde por decreto, los poderes públicos rompen con alegría los convenios colectivos de los trabajadores públicos pasándose las relaciones laborales por el arco del triunfo.
Fuimos algunos pocos, porque lo popular era ponerse a favor del viento de la propaganda, los que aguantamos las iras de tirios y troyanos por situarnos al lado de los trabajadores del control aéreo. Porque sin llegar a justificar las medidas de presión adoptadas ese fatídico día, si comprendimos las causas que motivaron tal reacción, promovida con decretos alevosos, desde un infame político como Pepe Blanco, para desguazar Aena y privatizarla. Todos aquellos hechos, para el que tenga memoria histórica y quiera entenderlo, está perfectamente documentada. Y todos los motivos que alegaban los controladores, perfectamente justificados. En conclusión: Aena cerró el espacio aéreo, pero el muerto del desprestigio se lo llevaron los trabajadores
Pero quisiera ir un poco más allá. Ayer, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, se jactó, ufana como ella sola, de haber tomado una serie de medidas sin el acuerdo con los trabajadores, que suponen una ruptura unilateral del convenio colectivo de los trabajadores de la Comunidad, al aumentarle la jornada laboral y suprimirle una serie de derechos, como el que la administración se haga cargo de la diferencia a que abona la seguridad social hasta el 100% del salario en caso de baja por enfermedad.
Pues bien. En algo tenía ayer razón la dama de hierro madrileña cuando decía que la sociedad madrileña veía justa la eliminación de esos “privilegios”. y es que en este desclasamiento en el que nos ha metido las políticas capitalistas puestas en práctica tanto por el PSOE como por el PP, supone que como primer triunfo, sean los propios trabajadores los de repudien la lucha sindical, las manifestaciones y las huelgas de otros trabajadores.
Y ese desclasamiento se va a pagar caro en términos sociales. Porque los convenios del sector público has sido el espejo donde mirarse para los convenios del sector privado. Rebajar estos convenios supone rebajar los del resto de los trabajadores. y los que hoy aplauden y “ven justo” que a los trabajadores públicos se les aplique las reducciones salariales y se igualen a la baja, mañana se llevarán las manos a la cabeza, cuando la patronal que tanto defiende Esperanza Aguirre proponga, e imponga, la supresión de “privilegios” como el de que los días de baja por enfermedad te sean abonados a cargo de la seguridad social.
Entonces algunos nos acordaremos de Ronald Reagan, de los controladores, los funcionarios y como comenzó todo el desmantelamiento del estado del bienestar y los derechos conquistados en todos estos años.
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