Descomponerse y esperar

Publicado el 22 abril 2015 por Miyu Clementine @amy_blue

Se descomponía y todavía no lo sabía. Se descomponía, pero creía que así tenía que ser. Se descompuso y no se dio cuenta. Se descompuso y un día alguien le dijo que eso no funcionaba así, que se estaba descomponiendo, como un cuerpo en putrefacción, como una mariposa cazada con pinzas, como una hormiguita enjaulada en una gota de agua. Cantaba esperando ser escuchada, pero se estaba descomponiendo en un torreón muy alto. Una vez, intentó escapar, pero no dio resultado, otra vez pensó que era mejor esperar, sí, era mejor esperar. Esperar, esperar, esperar… Esperar qué? Qué estaba esperando la princesa exactamente? Nadie le consultó, nadie le preguntó. La gente prefirió que la princesa se encerrase en el torreón más alto del castillo y no volviera a pisar el mar: Así la princesa estaría segura – pensaron los súbditos. Pero nadie pensó en los verdaderos sentimientos de la princesa? De verdad la princesa quería vivir una vida encerrada en una torre? Y así sucedió. La princesa estaba encerrada, a salvo de todo mal, pero esperaba, esperaba, no sabía qué esperaba, pero tenía la sensación de que algo bueno iba a ocurrir. Un día, la princesa decidió que no esperaría más, que no se detendría, que escaparía de la torre y se enfrentaría a las cosas malas.

La princesa escapó de la torre sin decirle nada a nadie, llegó a una playa, se descalzó, y puso los pies en el agua. El agua no está tan helada como me habían dicho – pensó. O es que tal vez, ella creía que estaría demasiado helada y no le pareció para tanto. En ese momento, se dio cuenta de que nunca más volvería a la torre, de que afrontaría la vida y de que sus problemas no iban a desaparecer porque cerrase los ojos. Miraría hacia delante y se sentaría a la orilla del mar. La princesa ya no estaba triste, pero se sentía desconcertada, extraña, no sabía cómo debía de sentirse. La princesa nunca había experimentado una sensación parecida, y no sabía qué debía hacer, tal vez, no sabía lidiar con sensaciones nuevas, tal vez tenía que aprender, como cuando intentó tantas veces escapar del torreón. Ella se auto-convenció de que si había escapado de la torre podría escapar de cualquier cosa, porque de ahora en adelante, todo iba a ir bien, verdad? – Se preguntó ella misma, sentada en la arena de la playa, esperando. Pero ahora, todo iba a ir bien, verdad?