Me encantó este vídeo porque expresa a la perfección como me siento cuando una llamada inoportuna interrumpe una conversación o rompe un momento; sea éste cotidiano o esporádico; importante o banal; preparado o inesperado…
Me molesta que los teléfonos móviles se hayan convertido en la excusa perfecta para dejar a medidas una conversación o para meterse en medio de ella sin pedir ni siquiera permiso.
¿Se imaginan qué habría sucedido antes de la ”era móvil” si alguien de repente se sentara en la misma mesa de la misma terraza donde estás tomando una cerveza con un amigo y se pusiera a hablar con él ignorándote por completo? ¿Se imaginan qué habría pasado en aquellos momentos si un molesto sonido te impidiera besar a un amigo, decirle a tu pareja que le quieres o consolar a un familiar con problemas?
Seguro que a nadie le habría gustado, entoces, ¿por qué ahora no paramos de hacerlo? ¿Cómo nos hemos convertido en esclavos dependientes de estos aparatos sin los que ya no sabemos vivir? ¿por qué es más importante “estar conectados” con gente a la que nunca vemos (en la mayoría de los casos porque no queremos) que con aquellos que tenemos siempre a nuestro lado?