Entré en la foto desenfocado
De lado y cortado y vaporoso
Como sólo saben las sábanas de medianoche
Con lo etéreo y niebla de lo fantasmático
Por aquel entonces cuánto me quedaba...
Tú lo sabías...
Lo que dura un corto verano de idilio
Lo que alarga una tormenta de nombre desangelado
Lo que brilla la mariposa de la alegría
Cuando se sabe atrapada
Apenas nada...
Como sabías que allí las fotografías
Estaban prohibidas
Y aun así las hiciste
El mármol doblado sobre
la carne blanca abatida
Llorando no sabremos jamas qué irreparable
Perdida
Qué daño blindado
Qué suerte de herida incompatible con la sonrisa
El trabajo de años de Josep Llimona
Sobre la piedra
A costa de su vida
Hecho luz, color, byte, pixel
En tu fotografía
En medio de la aquella clandestinidad
A la postre mortuoria
Porque yo me colé
Sin saberlo
En la esquina del encuadre maldito
A la postre
Con cada visionado
Tan siniestro
Un defecto que tenemos
Los muertos es éste
Ya ves
Que tantas veces andamos despistados
Que tantas veces ni sabemos qué
Orilla del Leteo caminamos.
Nunca supiste cómo me hubiese gustado
Volver
Sobrevivirme los años suficientes
Y regresar allí los dos juntos
De la mano y otoñales
Canosa mi barba
Tu mata de pelo
La desmemoria
Ambos, los dos, agua que acaba
Mansa
Tranquila
Delta
Su cauce
Y meterme otra vez allí
En la fotografía
De lado y cortado y vaporoso
En tu goce crepuscular del desconsuelo.
Una fea costumbre
Que tenemos los muertos es ésta
Ya ves
Marcharnos justo en el ápice de la espectativa
Cuando más se nos esperaba
Y regresar siempre desde lo hondo
Lo oscuro del lacrimal
Con los fardos llenos de cal viva.