"Estamos abriendo una nueva ventana en la vida de los dinosaurios -dice Reisz-. Es la primera vez que hemos sido capaces de seguir el crecimiento embrionario de los dinosaurios para ver cómo se desarrollaron. Nuestros resultados tendrán un impacto importante en nuestra comprensión de la biología de estos animales".
Los huesos representan a alrededor de 20 indiviudos embrionarios del sauropodomorfo de cuello largo Lufengosaurus, el dinosaurio más común en la región durante el periodo Jurásico Temprano. Un Lufengosaurus adulto tenía aproximadamente ocho metros de largo.
Los huesos desarticulados probablemente vinieron de varios nidos que contenían a los dinosaurios en varias etapas embrionarias, dando al equipo de Reisz la rara oportunidad de estudiar los patrones de crecimiento. La existencia de embriones de dinosaurio es más común en nidos individuales o nidos parciales, que sólo ofrecen una instantánea de una etapa de desarrollo.
Para investigar el desarrollo de los dinosaurios, el equipo se concentró en el hueso embrionario más grande, el fémur. Este hueso mostró un índice de crecimiento más rápido, duplicándose en longitud de 12 a 24 mm, como el crecimiento de los dinosaurios dentro de sus huevos, algo que, según Reisz, puede indicar que los sauropodomorfos como el Lufengosaurus tenían un período de incubación corto.
El equipo de Reisz encontró que los fémures se reconfiguran a pesar de encontrarse en el huevo. Con el examen de los huesos se detectó que la anatomía y la estructura interna a medida que se contrae y se pone duro el tejido óseo, los músculos de los dinosaurios desempeñan un papel activo en el cambio de la forma del fémur en desarrollo.
"Esto sugiere que los dinosaurios, como los pájaros modernos, se mueven por el interior de los huevos. Esto representa la primera evidencia de dicho movimiento en un dinosaurio", según el director de la investigación.
Los miembros taiwaneses del equipo también descubrieron material orgánico dentro de los huesos embrionarios. "Los huesos de animales antiguos se transforman en roca durante el proceso de fosilización. Encontrar restos de proteínas en los embriones es realmente notable, sobre todo porque estas muestras son 100 millones de años más antiguas que otros fósiles que contienen material orgánico similar", destaca Reisz.
Sólo alrededor de un metro cuadrado de lecho óseo se ha excavado hasta la fecha, pero esta pequeña área también contiene trozos de cáscara de huevo. Reisz dice que esta es la primera vez que incluso fragmentos de tales cáscaras de delicados huevos de dinosaurio, a menos de 100 micras de espesor, se encuentra en buenas condiciones.
"Un descubrimiento como el del lecho óseo Lufeng es extraordinariamente raro en el registro fósil y es valioso tanto por su avanzada edad como por la oportunidad que ofrece para estudiar la embriología dinosaurios -subraya Reisz-. Se mejora considerablemente nuestro conocimiento de cómo estos animales crecían desde el comienzo de la era de los dinosaurios".
Fuente: lavanguardia ZONA-CIENCIA