Está incrustado en un trozo de ámbar desenterrado en Myanmar que data de hace unos 100 millones de años. Los investigadores dicen que es posible que el gecko se haya topado con un pozo de resina para eludir a un depredador, tal vez un dinosaurio.
El Dr. George Poinar es profesor de zoología en la Universidad Estatal de Oregón. Dice que el ámbar preservó la pata del gecko.
El doctor dice que el pie fosilizado es muy parecido a los de las salamanquesas de hoy en día. Tienen unas almohadillas especiales que les permiten agarrarse a las cosas y caminar por los techos.
George Poinar: "Dios mío, hace 100 millones de años el gecko ya había desarrollado esta increíble habilidad, y es extremadamente sofisticada."
Los descubridores dijeron que tuvieron mucha suerte de haber realizado este hallazgo. Los investigadores compraron el ámbar a un minero canadiense en Myanmar. Es posible que el minero no se supiese del tesoro que había dentro.