Por todos es conocido que las mantas rayas pasan su mayoría del tiempo en la superficie de los océanos. Particularmente la manta raya chilena (Mobula tarapacana) se observa con mayor frecuencia en sus deslizamientos a través de aguas cálidas y poco profundas. Pero un nuevo estudio realizado por científicos de la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI) y otros científicos revela que estas grandes y majestuosas criaturas son en realidad uno de los animales del océano que más profundo bucean.
Siempre que pensamos en mantas rayas las imaginamos viajando largas distancias en sentido horizontal, pero al menos yo no tenía ni idea de que eran capaces de bucear tan profundamente. Este descubrimiento es realmente una sorpresa.
Los investigadores utilizaron satélites emergente y transmisión de etiquetas en los animales para registrar los patrones de movimiento de 15 mantas diablo chilenas en el centro del Océano Atlántico Norte durante 2011 y 2012. Las etiquetas, que se quedan en los animales para un máximo de 9 meses, también miden la temperatura, la profundidad y los niveles de luz de las aguas. Una vez que las etiquetas se apagan y desprenden, flotan a la superficie y transmiten los datos a través del sistema de satélites ARGO a los equipos en tierra.
Según los autores, los datos de las etiquetas les dan una visión tridimensional de los movimientos de estos animales, y una ventana a la forma en que están viviendo en su hábitat marino.
Las mantas rayas pueden crecer tan grandes como cuatro metros (13 pies) de ancho, son nómadas oceánicos que viajan grandes áreas del océano. Sorpresivamente, los datos de la inmersión de las etiquetas de los individuos también mostraron que descienden rutinariamente a velocidades de hasta 6 metros por segundo (13,4 millas por hora) a una profundidad de casi 2.000 metros (1,24 millas) a temperaturas del agua menores de 4 grados centígrados (39,2 grados Fahrenheit).
Las inmersiones profundas siguieron generalmente dos patrones distintos. El más común es un descenso rápido a la profundidad máxima (2.000 metros) seguido por retorno paso a paso más lento a la superficie con un tiempo de inmersión total de 60 a 90 minutos. Las mantas rayas etiquetados generalmente sólo hicieron uno de estos buceos durante un período de 24 horas. En el segundo patrón de buceo, los individuos descendieron y luego se mantuvieron a profundidades de hasta 1.000 metros (3.280 pies) por hasta 11 horas.
Durante el día, las mantas rayas pasan una temporada en la superficie, presumiblemente calentándose, inmediatamente antes, y después de una inmersión profunda.
¿De qué manera estos animales son capaces de lidiar con las temperaturas frías de las profundidades del océano?
Un estudio anterior en la década de 1970 encontró que varias especies de mantas rayas poseen una adaptación fisiológica con vasos sanguíneos bien desarrolladas alrededor de la cavidad craneal, que sirven esencialmente como un sistema de intercambio de calor. En ese momento, se planteó la hipótesis de que las mantas rayas puedan utilizar esta adaptación para enfriarse en lugar de calentarse.
Aunque aún es desconocido qué hacen las mantas rayas a estas profundidades, los perfiles de inmersión sugieren que están alimentándose de grandes cantidades de peces que viven en aguas más profundas.
Según los autores hay una enorme cantidad de biomasa en las profundidades del océano que sólo estamos empezando a entender el significad. Este trabajo sugiere que las mantas rayas conocen y explotan regularmente este recurso, lo que demuestra un nuevo enlace inesperado entre la superficie y la profundidad del océano.
Referencia
Simon R. Thorrold, Pedro Afonso, Jorge Fontes, Camrin D. Braun, Ricardo S. Santos, Gregory B. Skomal, Michael L. Berumen. Extreme diving behaviour in devil rays links surface waters and the deep ocean. Nature Communications, 2014; 5 DOI: 10.1038/ncomms5274
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