El hallazgo se ha hecho gracias a las dos naves Van Allen, de la NASA, dedicadas a estudiar los cinturones del mismo nombre. Estos cinturones fueron descubiertos en 1958, y toman su nombre del de su descubridor, James Van Allen.
Los científicos ya sabían que hay algo en el espacio que acelera las partículas en los Cinturones de Van Allen hasta más de un 99 por ciento de la velocidad de la luz, pero no lograban hallar al misterioso mecanismo responsable de ello. Nuevos datos obtenidos por las sondas Van Allen de la NASA, analizados por el equipo de Geoff Reeves, del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, Estados Unidos, muestran que la energía usada para la aceleración proviene del interior de los propios cinturones. Las partículas dentro de los cinturones son aceleradas por rachas locales de energía elevadísima, que las impulsan hasta velocidades mayores.
Las observaciones recientes de las naves gemelas Van Allen muestran que las partículas en los Cinturones de Radiación de Van Allen son impulsadas mediante un acelerador natural de partículas que toma su energía de la de los propios anillos. Eso ayuda a explicar cómo estas partículas son capaces de alcanzar velocidades de hasta más de un 99 por ciento de la velocidad de la luz. (Imagen: G. Reeves / M. Henderson)
El descubrimiento de que las partículas se aceleran por una fuente de energía local es semejante en importancia al descubrimiento de que los huracanes se alimentan de una fuente local de energía, como por ejemplo una región oceánica con aguas más cálidas.
Conocer la ubicación de los puntos donde se produce la aceleración ayudará a los científicos a mejorar las predicciones de la "meteorología espacial", lo cual sería muy útil puesto que los cambios en los Cinturones de Van Allen pueden constituir riesgos para vehículos en órbita a la Tierra.
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